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¿Hasta dónde puede llegar el amor por un hijo? ¿Cuánto puede -o debe- soportar una madre hasta darse cuenta de que su hijo está abusando de ella utilizando en su provecho el amor que ella siente por algo tan sagrado como es haberlo traído al mundo? Si veis esta película comprenderéis que ese amor no tiene límite. O tal vez llegaréis a la conclusión de que dicho amor, al sobrepasar el listón de lo racional, pasa a llamarse tomadura de pelo o falta de vergüenza.
Kai no sólo es un malvado, como se indica en la sinopsis, sino que explota el afecto enfermizo de su madre hasta apartarla de su marido -el padre del joven-, dejarla sin un céntimo y cargarla con un delito que él ha cometido. Cabe suponer que August Blom, el director, quiso mostrar una relación tan anormal entre dos seres humanos como ésta para hacer que el espectador tomase nota de una situación límite que pocas veces puede producirse. De otra forma, no entendemos el sentido de este lazo que entra de lleno en lo patológico.
Eddie Constanti