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El hijo único


General

Titulo original: Hitori musuko
Nacionalidad: Japón
Año de producción: 1936
Género: Drama

Otras personas

Director: Yasujirô Ozu
Escritor: Yasujirô Ozu; Tadao Ikeda; Masao Arata
Productor/Estudio: Shochiku Kinema Kenkyû-jo
Compositor: Senji Itô
Fotografia: Shojiro Sugimoto

Funcionalidades

Duración: 87
Pistas de idioma: Japonés
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: HD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Buena
Peso: 1,2 Gb

Reparto

  • Chouko Iida
  • Shinichi Himori
  • Masao Hayama
  • Yoshiko Tsubouchi
  • Mitsuko Yoshikawa
  • Chishu Ryu
  • Tomoko Naniwa
  • Bakudankozo
  • Kiyoshi Seino
  • Eiko Takamatsu

Sinopsis

Una campesina se esfuerza al máximo para que su hijo pueda recibir en Tokio una buena educación. Algunos años después, lo va a visitar, dando por supuesto que será feliz y tendrá una buena posición social. Pero, nada más llegar, se encuentra con la triste realidad: su hijo, que está casado, es profesor de la escuela nocturna y vive sumido en la miseria.

Comentarios

Ripeada por Arupa a partir de un xvid de 1,2 GB

La película está muy deteriorada,incluso en HD y el audio es atroz,pero por desgracia es lo que hay.
Se ha hecho lo que se ha podido y no se ha podido hacer más.Hay veces...

La mayor parte del cine japonés anterior a 1945 se perdió durante los salvajes bombardeos que sufrió la isla durante la SGM (el comportamiento de las tropas japonesas no fue precisamente ejemplar, pero ello nunca puede justificar esa feroz venganza contra la población civil), y sólo se ha podido rescatar una pequeña parte de una producción muy abundante que incluía los primeros pasos de algunos grandes maestros como Ozu.

La película me parece una fiel representación del sino japonés. Ozu tiene la capacidad de no filmar una película sino retratar la historia de unas personas reales, que efectivamente vivieron lo que vivieron y él estaba ahí para filmarlo. Dicho de otra manera, maravilloso guión, historia y actuaciones.
La historia y las actuaciones te acarician profundamente, aunque es difícil entrar a la película por esta costumbre occidental de hablar demasiado y moverse tanto, una vez que uno entiende ese modo japonés de contener el cuerpo y guardar silencio, de esperar y reflexionar antes de hablar y actuar, entonces uno puede dejarse ir por la película. De una sutileza y contundencia maravillosa. Una verdadera obra de arte. Me hizo sentir el mismo vacío en el alma como cuando termine de ver “Ladrón de bicicletas” de Vittorio de Sica, “Nosotros los pobres” de Ismael Rodríguez o “Las tortugas también vuelan” de Bahman Ghobadi. La recomiendo encarecidamente, pero también recomiendo cambiar el reloj interno de occidental a japonés para poderse dejar cautivar. No es que la película sea muy larga (87 minutos), pero sus minutos pasan a lo japonés.