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Otra vez con Maria Jacobini, que como habréis comprobado si comparáis esta película con las recientemente posteadas "Cainà" o "La casa sotto la neve", era lo que se suele llamar una mujer de muy variados registros, a la altura de las divas más reputadas. Aquí la dirige un experto Nino Oxilia, del que contamos con títulos tan famosos como "Rapsodia satánica" o "Sangue blue", hombre que no se prodigó demasiado para lo que su valía demostró ser capaz.
Vayamos con el argumento. Granata es una cortesana de lujo y su amante es un estudiante (que por su edad debe ser uno de esos qe repiten curso hasta los treinta y cinco), que está dispuesto a fundir la herencia familiar en beneficio de la caprichosa niña de sus ojos. En su ceguera desenfrenada hacia la diva, es capaz de arruinar a sus padres, que se ven obligados incluso a vender su casa para hacer frente a los pagarés del muchacho. Pero aquí llega la "variante" del guión que la diferencia del resto de tramas parecidas que ya hemos visto: la díscola Granata, de repente, al ver el daño que está realizando a su adorador, nos demuestra que es capaz de sentir piedad y de albergar un gran corazón.
Pero el destino de las mujeres malas, aunque se vuelvan buenas, está escrito en el libro de estilo de tales casos. En una palabra, quieren ser buenas y no las dejan. Aquí interviene, como figura que provoca el dramático final, un viejo y baboso prestamista que... Hasta aquí puedo llegar, para no destripar el argumento.
En el aspecto técnico destacan esos lujos decorados de interiores, las fiestas mesuradamente orgiásticas con que disfrutan los ricachos y el buen temple de Oxilia para llevar adelante la historia sin que nos pese durante los cuarenta y cinco minutos de metraje. Y, por supuesto, la excelente interpretación de Jacobini.
