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El capitán Alan Thorndike, un gran aficionado a la caza, viaja hasta Alemania en busca de una nueva presa. Después de haber capturado todo tipo de animales tiene en su mirilla a Adolf Hitler, su intención no es matarlo, sino simplemente saber si es posible. Pero una vez allí... Ahora o nunca, parece pensar. Carga su arma y cuando va a apretar el gatillo... es capturado. A partir de ese momento Thorndike pasara de ser el cazador a la presa.
Es impresionante como Lang lleva a la máxima expresión los encuadres, y esta película no es menos ya que contiene imágenes difíciles de olvidar. No hay nada gratuito, desde el sistema de imágenes con el circulo como elemento recurrente que sitúa al protagonista en el punto de mira de los cazadores, pasando por los planos de la conversación telefónica con aire por arriba para encuadrar la esvástica que parece dominarlo todo, hasta la persecución por el metro en total oscuridad. Tiene una fuerza visual tan grande que hace parecer fácil lo difícil y esto quizás haga que no le valoremos lo suficiente. Película altamente recomendable, vaya, como todas las de su autor.