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The Manxman se parece de una forma impresionante a Sunrise, de Murnau, por el uso de los interiores y de los exteriores naturales, por la historia que cuenta, por el melodrama que presenta, por el ambiente en el que se desarrolla. En ambos casos los protagonistas están ligados al mundo de los pescadores y la trama se refiere a una pareja puesta en crisis por la formación de un triángulo sentimental: un hombre y dos mujeres en la película de Murnau, una mujer y dos hombres en la de Hitchcock. Pero la semejanza más significativa consiste en el hecho de que en las dos películas la presencia del mar, del viento y de las corrientes marinas determina el destino de los hombres. El abuso de la analogía conduce siempre a demostraciones, pero en este caso nos encontramos ante una auténtica serie de homologías estructurales que hacen sustancialmente similares los desarrollos de los dos relatos. Pero, en el caso de The Manxman y Sunrise, encontrar las identidades sirve para establecer mejor las diferencias. Cuanto mayor es el número de elementos que las dos películas parecen tener en común, tanto más resulta sutil pero esencial lo que las distingue. Frutos tardíos del expresionismo alemán, mezclados ambos en diversa forma con la lección de Griffith que hace menos evidente su origen, The Manxman y Sunrise señalan la toma de posesión del mundo por parte de las imágenes. La realidad está como disuelta en las imágenes, perdiendo todo poder de ejercer un dominio sobre ellas.
Enzo Ungari