Comentarios
Es un film con un final típicamente de Griffith, él es un director que puede influir en los demás directores. En esta época estábamos influidos por un determinado tipo de temas como hoy puede ser el sexo y el desnudo. Sin embargo, estos films eran la excepción, lo que realmente interesaba a la gente de Hollywood, era principalmente los films de vedettes, las historias de amor con grandes estrellas y con un gran espectáculo. Sin embargo, yo tenía que quedar como un rebelde la época. Estaba contratado por la First National y rodé The Jack-Knife Man para ella. No utilicé todo el dinero que me habían dado y les devolví la diferencia. Pero mi film no se correspondía exactamente con las normas del momento: no había utilizado grandes vedettes con un precioso vestuario, ni me había servido de unos bellos escenarios. Mi situación no era demasiado buena. Pero había hecho lo que había querido, lo que sentía, lo que me interesaba. Y estaba asombrado y emocionado por haberlo conseguido tan rápidamente, en lugar de aceptar lo que se hacía normalmente. Me daba cuenta de que haciendo lo que verdaderamente sentía, el público podía sentir lo mismo. Y mi trabajo era mucho mejor en un film que me interesaba que en un film que me dejara indiferente.
Entrevista concedida por King Vidor a Bernard Cohn. Publica en Positif, Sep. 1974 y reproducida en el programa de Filmoteca Nacional, 1982.
-----------------------
Vidor nos muestra sus habilidades como director en esta temprana muestra de su filmografía. El trazado del discurso conematográfico está lleno de toques personales y conduce a un clímax satisfactorio. Entre el reparto, con nombres poco conocidos, destaca la presencia de Florence Vidor, esposa del director desde 1915 hasta 1924. Gran parte del metraje se desarrolla en la barcaza de Lane, personaje que pasa toda la película tratando de resistirse a los "ataques nupciales" de una viuda atractiva. Sentimental sin caer en la ñoñería, sus imágenes están marcadas por una pátina de dulzura y por momentos de excelente humor.
Un más que correcto montaje y la técnica proverbial de Vidor hacen, de este filme (la historia de un buen hombre cuya habilidad para manejar el cuchillo no está, por una vez, al servicio del ma)l, un agradable vehículo para ver en familia. Tierna y a la vez muy descriptiva de una sociedad marginal.
Eduard José Gasulla