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"El hombre mosca" es la película más fascinante del genial Harold Lloyd, su escalada al rascacielos y suspendido en el vacio cogido a las manecillas del reloj, quedara como uno de los momentos cumbres de la historia del cine y que Harold Lloyd repetiría (la escalada, pero sin reloj) en la excelente "Ay, que me caigo, 1930". Aunque existen distintas versiones al respecto, la escalada al rascacielos se realizó sin trucos ni transparencias (se construyo plataformas con colchones debajo de las ventanas, ademas de las plataformas, había alambres fuertes e invisibles para las escenas que no había plataformas). La inspiración para hacer la película a Harold Lloyd se la dio la auténtica escalada que Bill Strothers (que luego le contrato Harold y le dio el papel de su amigo en la película) realizó en un edificio de Los Angeles
