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Eso es lo que pensamos en la primera escena que aparece el protagonista. Rasgos idénticos, altura semejante, sonrisa calcada... Pero no, se trata de Jack, el hermano de la novia de América, que por su aspecto aparentaba tener dieciséis años, aunque aquí ya rondaba los veinticinco. Aficionado a las drogas, al alcohol y a las mujeres, se infectó con sífilis y se la transmitió a su primera mujer, la divina Olive Thomas, que moriría por ingerir el remedio que él tomaba para tratar dicha enfermedad.
La película es como uno de aquellos "cuentos ejemplares" decimonónicos o bien como una historia con moraleja final. El hijo de un naviero millonario, "pobre niño rico", vaga por la vida sin rumbo ni objetivo, hasta que su padre da con la solución para enderezar su vida. Aquí cabe destacar la relevante figura del habitual Alec B. Francis, que tantas buenas páginas legó en la filmografía silente, como el mendigo ciego que sabe la fórmula para hacer de Harry (Jack Pickford), un hombre de provecho.
Historia sin pretensiones pero bien realizada, con un reparto adecuado, algo farragosa en su inicio y más fluida en su segunda parte, entretiene y se sigue con interés. A uno, sin embargo, le sigue dando la impresión de que la buena de Mary se ha colado entre el reparto vestida de hombre...
Eduard José Gasulla