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El infierno del odio


Personal

Valoración personal: 8 stars

General

Titulo original: Tengoku to Jigoku
Nacionalidad: Japón
Año de producción: 1963
Género: Negro

Otras personas

Director: Akira Kurosawa
Escritor: Hideo Oguni; Akira Kurosawa; Ryuzo Kikushima; Eijiro Hisaita
Productor/Estudio: Kurosawa Production Co.
Compositor: Masaru Sato
Fotografia: Asakazu Nakai; Takao Sito

Funcionalidades

Duración: 143
Pistas de idioma: Castellano; Japonés
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: BD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 9,3 Gb

Reparto

  • Toshirô Mifune
  • Kyoko Kagawa
  • Yutaka Sada
  • Takashi Shimura
  • Tatsuya Mihashi
  • Tatsuya Nakadai

Sinopsis

En un momento crucial de su vida financiera, Gondo, un hombre de negocios, recibe la noticia de que su hijo ha sido secuestrado. El rescate exigido es una cantidad de dinero similar a la que necesita para cerrar una importante negociación. Gondo está dispuesto a pagar el rescate; pero, cuando se entera de que los secuestradores se han equivocado y se han llevado al hijo del chófer, tendrá que enfrentarse a un espinoso dilema moral.

Comentarios

En otro archivo Que Grande es el Cine, de José Luis Garci. Programa 325. Presentación y coloquio.
Fecha de emisión: 30-septiembre-2002. Invitados: Miguel Marías, A. Martínez Sarrión y Luis Alberto de Cuenca.

Premios
1963: Festival de Venecia: Sección Oficial
1963: Globos de Oro: Nominada a mejor película extranjera (Samuel Goldwyn Award)

Kurosawa dirige con su habitual precisión esta obra magistral que disecciona de forma minuciosa una investigación policial en torno a un secuestro. El director japonés comienza su relato con una puesta en escena muy teatral, enfrentando al protagonista -genial, como siempre, Mifune- a un dilema moral, para luego centrar su interés en un magnífico -y muy cinematográfico- desarrollo de las pesquisas policiales, al tiempo que salpica el relato con interesantes apuntes humanistas -muy propios de la cultura nipona- sobre la ética, el trabajo, la dignidad y las clases sociales. Una película universal e imprescindible.
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El thriller tiene unas reglas propias que en su acepción más conservadora han respetado todos realizadores. Leyes de progresión en la intensidad de la narración que concluirá con el remolino final a desembocar en la muerte. Las relaciones de causa y efecto, la investigación trás el acto violento, éste como revulsivo de unas vidas tranquilamente enquistadas, y el suspense como consecuencia de una narración que alternará momentos violentos con los de tensa espera. Kurosawa hizo un film muy bien titulado "Entre el cielo y el infierno" de tres horas de duración al que la distribución española cuando se estrenó quitó más de 60 minutos, dejando escuetamente la anécdota policíaca y eliminando esas pinceladas de situación que son tan caras a Kurosawa, amén de cambiar el título. La contraposición de la gente del cielo - la alta burguesía en sus cómodas casas viviendo el "milagro japonés" de la postguerra y los pobres del infierno - el reino de las chabolas donde se pudren los seguidores de "Barbarroja" o "Los siete samurais" - quedó, debido a los cortes , deslavazado en la versión española, aunque puede colegirse más que reconocerse a través de los escasos datos que sobrevivieron.

En estos mundos de explotadores y explotados surge una dialéctica de la violencia que parece acabar haciendo víctimas a todos, lejos de ese sentido de solidaridad humanista que ha sido siempre la nota de gracia para sus personajes. "El infierno del odio" es una historia de raptos y chantajes de los que se hace víctima a un industrial interpretado por un contenido Toshiro Mifune. Este agresivo hombre de negocios - de un pasado turbio por demás - se ve sobrepasado por la violencia con que se le acerca el mundo del infierno, , comandado no por bondadosas criaturas que hallarían la evasión repitiendo la onomatopeya del tranvía (do-des-ka-den, do-des-ka-den,¡¡ la más alta cima del progreso al alcance de su mano¡¡) sino por nada conformados fueras de la ley dispuestos a resolver a su forma las agresiones que los bandidos ricos les inflingen, tal y como hicieron sus lejanos antepasados. Pero todo está más turbio: las relaciones son más confusas, los enfrentamientos de humillados y ofendidos están pasados por el cristal oscurecedor de las clases sociales y de la ubicación de éstas en las ciudades, de la permeabilidad social, de la competitividad como ley suprema. Y ello da una visión de un mundo complejo y enmarañado en el cual las víctimas ya ni pueden llamar a los caballeros andantes ni soñar con guardar dentro de si el último reducto de la poesía popular. Es un lujo muy caro en este mundo de cielo e infierno, regido por leyes fieras, cuyo significado ni siquiera entienden y cuya marginación final aparecerá de forma trágica en la mencionada "Dodeskaden" (1971). "El infierno del odio" es un thriller resuelto con brillantez, muy al modo U.S.A., que parece desbordar esa visión humanista que es el "trade mark" de Kurosawa. Solo algunos personajes secundarios parecen ser hijos del reino fílmico de este japonés, y sobrevivivir puros con su honestidad ante la tempestad del cielo y el infierno.