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Película ambientada en el mundo del espectáculo, especialmente querido para Bell, y en donde,
nuevamente, un argumento convencional le sirve para desplegar su particular concepción de la vida y sus distintas representaciones. El director se divierte confundiéndonos sobre el significado de lo que vemos, en un juego en el que a menudo se entremezclan la realidad y la fantasía. ZaSu Pitts, en uno de los escasos papeles “serios” de su carrera, realiza una de sus mejores interpretaciones, a la cabeza de un reparto admirablemente conjuntado.
Algunas secuencias fueron rodadas en technicolor. Uno de los primeros papeles de Joan Crawford en su primera y única acreditación con su nombre original (Lucille LeSueur).
Monta Bell dirigió apenas veinticinco películas y el tiempo, poco a poco, está haciendo justicia con él. Le recordamos por títulos como "Torrente", "East is West", "Downstairs"... o ésta que os presentamos, "Pretty ladies", que en España recibió el imaginativo título de "El jazz-Band del follies".
La película nos ha llegado incompleta, aunque con total coherencia argumental. Es la peripecia de una bailarina cómica menospreciada por muchos de sus compañeros, que pide a gritos no sólo "un hombre" (véase uno de sus números, así titulado), sino comprensión y cariño. En este punto encontramos una de las principales virtudes del filme: la interpretación casi sublime de una ZaSu Pitts en las antípodas de su papel en "Greed", dulce, sufrida, plena de matices.
La realización de Bell es brillante y en algunos aspectos novedosa; por ejemplo, hay un par secuencias con trávellings a la inversa que sorprenden para la época en que fue filmada. Además, la trama invita a pasar con rapidez de la escena bufa a otra del más puro dramatismo, algo que Monta Bell consigue con profesionalidad y elegancia. La copia no invita a mayores alegrías en cuanto a detalles como la fotografía, pero cosas peores se han visto por aquí.
Otro punto de interés que merece la pena destacar es la presencia, por primera vez en la pantalla, de Joan Crawford y Myrna Loy. A Joan la hemos encontrado en un brevísimo papel de apenas un par de frases; a Myrna, lo sentimos pero no hubo forma de localizarle (consta como corista en su filmografía). También tienen cameos Conrad Nagel, como espíritu del hombre soñado (dos apariciones) y, según rezan los títulos de crédito, Norma Shearer, que tampoco hemos sabido ver (tened en cuenta que faltan más de quince minutos de metraje).
Y un consejo final: no os perdáis el número de ZaSu Pitts disfrazada de araña; es antológico.
