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Ripeada por Arupa a partir de un mp4 de 3,0 GiB
La película “Der Kaufmann von Venedig” fue escrita, producida y dirigida por Peter Paul Felner en el año silente de 1923 y se trata de una libre adaptación de la obra “El mercader De Venecia” de William Shakespeare. Estamos ante una considerable producción silente germánica, filmada en la bella y decadente Venecia, haciendo uso el director de bellos y elegantes escenarios de dicha ciudad, tanto en interiores como en exteriores; una película en la cual participaron importantes actores teutónicos de la época, tales como Henny Porten, Harry Liedtke, Werner Krauss e incluso parece ser que el misterioso Max Schreck ("Nosfertu") andaba por allí.
Pero a pesar de contar herr Felner con un importante material literario, el cual fue “ligeramente modificado para no ofender los valores del buen gusto”, tal y como se advierte en uno de los rótulos al principio del filme (aunque a uno se le ocurre que gracias a esos retoques Felner quería evitar tener que pagar derechos de autor), además de los importantes actores la dirección de Felner resulta ser plana e incluso bastante aburrida, limitándose a poner en imágenes ciertos pasajes del manuscrito original, pensando que la bella ciudad de Venecia ya hará el resto.
Los actores, aunque correctos, como ya hemos dicho, interpretan a menudo sus papeles de una forma un tanto teatral, un hecho éste bastante extraño para una producción germánica de bien entrados los años veinte; y aemás Felner recurre a tópicos que ciertamente no benefician artísticamente al filme, como por ejemplo el tratamiento que recibe la comunidad judía en el filme, excesivamente estereotipada y con un cierto poso de velada malicia, un asunto éste que en manos teutónicas resulta ser siempre bastante peligroso…
Por lo tanto y a pesar del interesante material original con el cual contaba Felner, debido a su acomodaticia y desganada dirección, los momentos trágicos del filme resultan ser muchas veces insustanciales y los aspectos cómicos del mismo no acaban de funcionar del todo, teniendo como resultado final un anodino filme de época repleto, cómo no, de leotardos, pelucones y rincones venecianos.
Ferdinand von Galitzien