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Ante todo, si pensáis que "ya tenéis" esta película, leed, por favor, los cambios que aporta la restauración que hoy os presentamos:
-- Blu-Ray.
-- Quince minutos más de metraje (se ha recuperado entre once copias distintas).
-- Virados de color.
-- Música compuesta ex profeso por Robert Israel.
-- Calidad digital inmejorable.
-- Subtítulos redactados de nuevo con los cambios de sincronización y las correcciones pertinentes.
Es decir, se trata de "otra" película, aún siendo la misma. Una maravilla visual.
La historia proviene de un relato de sir Arthur Conan Doyle (él mismo la presenta al inicio de la cinta), que escribió tras su serie dedicada a Sherlock Holmes. Un científico jura que ha visto animales prehistóricos vivos al regresar de una expedición a la Amazonia y como nadie le cree, se organiza otra expedición para comprobarlo. Una vez allí, no sólo quedará claro que esos animales existen, sino que a ello se añadirá el encuentro de una rara especie de eslabón perdido entre el hombre y el mono, y también una intriga amorosa entre dos rivales por la misma mujer.
Majestuosa, con unos efectos especiales sorprendentes para su año de realización y con añadidos humorísticos que nos apartan un poco de la sobrecogedora trama central, es un portento asistir a la lucha a muerte entre pterodáctylos y dinosaurios bajo un fondo virado de color azul. Cuevas inhóspitas, bismos insondables, encuentros sorpresivos y un gran incendio como guinda final, los alicientes de la película no decaen ni un instante; a ello ayuda, también, la excelente interpretación de un enérgico Wallace Berry, la elegancia de un sobrio Lewis Stone y la fragilidad de una bella Bessie Love.
Existe, también, una lejana similitud con la posterior "King Kong", cuando los científicos se llevan a un pterodáctylo de su hábitat nativo para mostrarlo en Inglaterra. Una restauración, pues, ideal para ver con los hijos de corta edad y hacerles entrar, así, en este mundo del cine que nos enamora. Aunque será difícil saber quiénes la disfrutarán más, si los padres o los retoños...
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El mundo perdido es buen cine de aventuras pero no llega a ser la gran película que pudo haber sido: el quietismo de la cámara resulta a veces excesivo y se echa en falta ese dinamismo y esa contagiosa alegría creativa que están continuamente presentes tanto en El ladrón de Bagdad de Walsh y Fairbanks como en el futuro King Kong. En 1960, el productor y director Irwin Allen se encargó de realizar una nueva adaptación de la novela de Conan Doyle, con Claude Rains en el papel de Challenger, David Hedison en el de Malone y Richard Haydn en el de Summerlee (no faltó tampoco la presencia femenina: Jill St. John), pero a pesar de contar con mayores medios, con el trabajo del veterano Willis O'Brien y con la ayuda del scope y el color, el resultado se situó muy por debajo no ya del original literario sino también del simpático film de Harry O. Hoyt.
José María Latorre
(La vuelta al mundo en 80 aventuras)