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Ripeada por Arupa a partir de un xvid de 1,8 GiB
Mulligan es un director que merecería ser recordado por la mayor parte de sus filmes. pero es lo que sucede cuando uno tiene la buena - o mala, depende desde que perspectiva se considere- suerte de lograr un apabullante y merecido éxito de público como fue "Matar a un ruiseñor".
"The Other" siempre me ha parecido una película prodigiosa. Por la maestría técnica que su director demostró en su rodaje - especialmente, por ese tono intimista, en el que parece dialogar con la cámara, propio de un realizador que conoce como pocos el microcosmos personal y social de la infancia, un tiempo de descubrimientos e intuiciones- pero especialmente por la manera en la que Mulligan supo anticiparse al surgimiento de nuevos temores sociales en la década de los 70. Cuando Mulligan rueda este filme, aún resuenan en las pantallas cinematográficas los ecos de un filme de George A. Romero, "La noche de los muertos vivientes" en el que a través de las peripecias de un ejército de zombis descerebrados, se perfilaba una acerada crítica contra una sociedad -la norteamericana- atenazada por la euforia consumista, el racismo y la manipulación de los medios de comunicación. Mulligan dió una nueva vuelta de tuerca, y supo entrever los nuevos temores que se perfilaban en el horizonte, y que acabarían haciéndose realidad en 1973, con la primera gran crisis del petroleo , el fin de los milagros económicos de postguerra y el estallido de la primera gran crisis económica neocapitalista. Su punto de partida - las grandes crisis socioeconómicas, en este caso, la de los años treinta, dejan huellas permanentes y nos marcan para siempre, generando miedos que acaban engrosando nuestro imaginario colectivo y nuestra propia identidad- sorprende por su modernidad, y nos lleva a interrogarnos una vez más sobre la capacidad de los grandes maestros - en cualquiera de las artes- para anticiparse a su tiempo e intuir los derroteros del futuro.