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The Power of the Press es importante por más de una razón. Por un lado, porque se trata del primer film de Capra cuyo ritmo es muy rápido, característica que pronto abundará en el estilo del realizador. Por otro, porque, además de ese tema leitmotiv de las dos mujeres antinómicas (tratado aquí de forma mucho menos maniquea, ya que Marie no es mala) y el de un ser que se arrepiente (Marie, también), Capra aborda dos dominios en los cuales reincidirá después con gran éxito, que son el mundo de la prensa y el de la política, el primero puesto aquí al servicio de la verdad y de la buena marcha de la democracia (como, más tarde, en Caballero sin espada), el segundo ya involucrado en los manejos egoístas de las reglas del juego social (como en Caballero sin espada, Juan Nadie y State of the Union). Por primera vez en su carrera Capra rinde homenaje a uno de los pilares sagrados de su tierra de adopción: la libertad de prensa. Por primera vez firma una película que empieza a ser muy personal (después de The Strong Man y That Certain Thing).