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Uno de los relatos que, a fuerza de ser llevado al cine, casi todos conocemos de memoria. Esta versión de Ingram no desmerece en nada a la de 1937, en la que el excelente Ronald Colman interpretaba al protagonista. Lo que siempre nos hemos preguntado es si el buen Lewis Stone siempre tuvo ese aire otoñal, casi de tercera edad, que representaba. Aquí tenía 43 años, pero su apariencia era de persona mucho mayor. Rupert de Hentzau, su enemigo en la película, fue Ramón Novarro, algo blando para este papel de villano (y para cualquier otro papel, ya que lo mencionamos). Intrigas palaciegas, personalidades intercambiadas, duelos a espada y romance configuran esta película que, cabría decir, es la quintaesencia del género.
Eduard José Gasulla
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Es lamentable que este excelente silente se vea completamente eclipsado por su remake sonoro de 1937 protagonizada por Ronald Colman. Lamentable e injusto. Los silentes y las películas sonoras son dos formas de arte diferentes y no deben competir entre sí. Cada forma de arte es perfecta a su manera. Y lo mismo ocurre con ésta de 1922. Perfectamente producida, con excelentes valores de producción y buenas actuaciones, esta película destaca por sus propios méritos. Aquellos que estén familiarizados con Lewis Stone sólo como un buen actor de carácter durante su carrera de cine sonoro en MGM pueden sorprenderse al verlo aquí como un protagonista romántico, y nada menos que como un espadachín.
Stone es perfecto en su doble papel de Rudolf y Rassendyll. Curiosamente, a veces se parece mucho a Colman, pero ésta es una coincidencia que nadie podía predecir. También fue el descubrimiento de Ramon Novarro. Nacido en una gran familia adinerada de México, había llegado a California cuando tenía 15 años y buscaba convertirse en cantante. Eso lo llevó a bailar y finalmente a actuar y al cine, llamando finalmente la atención del director Rex Ingram. En "Zenda", Novarro, de 22 años, interpreta al pícaro Rupert Hentzau quien, con su pequeña barba, bigote y rostro envuelto en el humo constante de cigarrillos, hace un papel absolutamente desquiciado, casi histérico, que le valió el estrellato. El resto del elenco prestó buen apoyo: Stuart Holmes como el malvado Black Michael; Alice Terry como la bella princesa Flavia; Barbara La Marr como la encantadora Antoinette de Mauban, desesperadamente enamorada de Michael; y Robert Edeson y Malcolm McGregor como dos oficiales incondicionalmente leales del rey. El pequeño comediante Snitz Edwards tiene un pequeño papel como un mayordomo divertido.
