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Un Stiller recuperado debería ser de general alborozo para los amantes del cine. Ademas la copia, salvo algunos defectillos sin importancia, nos llega con virados y muy buen aspecto. ¿Qué nos encontramos con ésta, en principio, gran sorpresa? Con franqueza, no gran cosa. La historia es archiconocida y la cinematografía es muy primaria (recordemos que la película data de 1913). El estilo de los actores es del tipo de lanzamiento furibundo de los brazos para dar mayor énfasis a cada frase y abundan las miradas perdidas hacia lo alto. Ya sabéis a qué me refiero.
Puestos a pensar, diríamos que el mediometraje debió servir a Stiller para esbozar un borrador de las que más tarde serían sus obras maestras indiscutibles. De cualquier forma, hay que alegrarse de que piezas como ésta salgan a la luz desde alguna buhardilla olvidada, de las latas polvorientas de cualquier filmoteca o, incluso, de un vertedero, como sucedió con varias películas de Lon Chaney, que os trajimos hace tiempo. Vedla como una curiosidad.
(Eddie Constanti)