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Una de las obras más inspiradas y surrealistas de Keaton. Alcanza, en sus mejores momentos, cotas de imaginación tan disparatadas unidas a un ritmo tan febril que la convierten en una pieza inclasificable y única.
Como colofón a esta obra, sin duda de las mayores del cómico, una media hora final literalmente inolvidable que incluye momentos tan corrosivos y creativos (...)
Una película que supuso un gasto económico en el rodaje muy superior al acordado en un principio entre Keaton y Joe Schenk, el famoso productor. La razón del elevado coste de la producción fue...¡una vaca!.
La vaca "Brown eyes", de la raza Holstein, elegida entre la manada por el propio Keaton porque creyó sería más lista que sus congéneres. Pronto se dió cuenta de que era tan torpe como las demás, pero se empeñó en enseñarle trucos y a comportarse en un plató. Así, y en medio de un calor achicharrante (esas escenas se rodaron en medio del desierto de Kingdom, Arizona, teniendo incluso que tener cuidado de envolver la cámara con hielo para que no se derritiese la cinta) Keaton le daba zanahorias a la vaca y la llevó primero con un cable, luego con una cuerda y al final con un hilo.Pero no fue esto lo que les hizo perder más tiempo, sino que a la vaca le entró el celo y no había manera de que "se concentrara". Le "presentaron" un bonito toro pero este la rechazó. No hubo más remedio que esperar a que se le pasara el sofocón y se siguió rodando.
Joe Schenk, el productor, cuando se enteró a cuánto se había elevado el rodaje exclamó muy enfadado:
"¡Ese es Keaton! Si hay una manera costosa de hacer una película, él la encontrará".