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El sol en la red


General

Titulo original: Slnko v sieti
Nacionalidad: Checoslovaquia
Año de producción: 1962
Género: Drama

Otras personas

Director: Stefan Uher
Escritor: Alfonz Bednár
Productor/Estudio: Filmové Studio Bratislava
Compositor: Ilja Zeljenka
Fotografia: Stanislav Szomolányi

Funcionalidades

Duración: 90
Pistas de idioma: Checo
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: DVD
Soporte: DivX
Tipo archivo: AVI
Calidad imagen: Muy buena
Peso: 1,2 Gb

Reparto

  • Marián Bielik
  • Jana Beláková
  • Olga Salagová
  • Pavel Chrobak
  • Adam Janco
  • Vladimír Malina
  • Eliska Nosálová
  • Lubo Roman
  • Andrej Vandlík

Sinopsis

Fajolo, que tiene una relación con Bela, se va a trabajar a una granja estatal durante el verano. Allí comienza una aventura con Jana, al mismo tiempo que descubre los secretos familiares de su amiga Bela.

Comentarios

Dentro del desconocimiento generalizado que existe sobre el Cine de los países de la Europa de Este, llama la atención el olvido en el que ha caído esta película, la cual inauguró la Nueva Ola Checa a principios de los 60.
Su director, Stefan Uher (1930-1993), estudió en Escuela de Cine y TV de la Academia de Artes Escénicas de Praga. Tras varios cortometrajes, se pasó al largometraje, siendo este el segundo que realizó. Fue compañero de generación de gente como Milos Forman, Jiri Menzel, Vera Chytilova, Jan Kadar, Elmar Klos o Ivan Passer y, pese a haberse adelantado con esta película a todos ellos, hoy en día es mucho menos recordado. Posteriormente, siguió trabajando de forma regular tanto en cine como en televisión hasta el final de su carrera.

Esta película fue realizada en un periodo de apertura del régimen, pese a lo cual tuvo serios problemas con la censura. Esto no es extraño, ya que planteaba temas y situaciones hasta ese momento inéditas y bastante alejadas del "realismo social" que por entonces imperaba.

Veamos algunos ejemplos.

Los jóvenes protagonistas se muestran desorientados. No saben qué rumbo tomar en la vida, pues no les gusta el papel que desempeñan sus mayores y no encuentran otra alternativa que les convenza. Pasan el día oyendo música en sus ruidosos transistores y subiendo a la azotea para escapar del agobio de sus hogares. La comunicación con sus padres es prácticamente nula (los del chico ni siquiera los vemos, solo oímos sus voces en off mientras entran o salen del piso, cada uno por separado). La palabra con que se abre la película y que dice el protagonista ("mierda") es casi una declaración de principios.

La familia de la chica tampoco es un modelo de virtudes. Hay una madre ciega a la que todos mienten; un padre que apenas oculta sus infidelidades; oscuros secretos que incluyen un intento de suicidio; falta de comunicación… En suma, estamos lejos del modelo de familia socialista, propugnado hasta ese momento por las cinematografías del Este, que se enfrentaba unida a las dificultades que la vida (o las fuerzas reaccionarias) ponía en su camino.

El joven marcha a trabajar durante el verano en una granja colectivizada siguiendo el consejo de su padre, pero no lo hace por idealismo sino para mejorar su "reputación". El padre es descrito por el hijo como un intelectual que intenta lavar su mala conciencia.

Durante su ausencia, los dos jóvenes mantendrán sendas aventuras amorosas por separado, lo cual resultaba bastante osado para su época.

La granja dista mucho de las que hasta ese momento habíamos visto en las películas socialistas. Nada parece funcionar como es debido. El encargado no pone orden, deja que se estropee la maquinaria, discute con los trabajadores y hasta se le acusa de robar.

Es curioso que el único personaje "positivo" de la película (o que, al menos, resulta simpático) sea el anciano campesino, que resulta ser el abuelo de la chico. Se trata de un hombre de principios, con un marcado individualismo, que nunca ha querido formar parte de la granja colectiva. Ello no quita para que les ayude de forma desinteresada en la época de recolección, hasta que discute con el encargado. Lo vemos incluso robar furtivamente un árbol del Estado para reparar las herramientas. Es decir, el sentido común (o lo que él considera que debe hacer) se impone a cualquier tipo de ideologías.
En una película dominada por la mentira y la hipocresía (que apenas logran ocultar la falta de libertad), un personaje como el del anciano refulge con luz propia. No es extraño que se convierta en una especie de modelo para el joven (al menos, provisionalmente). Este tiene como afición fotografiar manos (porque "las manos no mienten"). Al final, veremos que ha cambiado de opinión y guarda también la foto del noble rostro del anciano. La ruptura con la chica puede indicar un cambio de rumbo en su personalidad (hacia la verdad y la sinceridad), pero no está exenta de hipocresía, pues también él le ha sido infiel.

Asimismo, despierta cierta simpatía el viejo pescador, amante de su esposa y de la bebida. Al igual que el otro anciano, también parece regirse por un código de conducta propio.

La película está repleta de elementos que oscilan entre lo poético y lo ambiguamente simbólico: el eclipse que apenas puede verse debido a las nubes; el hecho de que los personajes miren con frecuencia a través de gafas oscuras o cristales ahumados; la madre ciega a la que todos mienten para que esté contenta; los numerosos planos vistos a través de la red del pescador;…

En el aspecto formal, la película se aleja de los modelos entonces vigentes. Muestra claras influencias de los nuevos cines que por entonces proliferaban en el resto de Europa.

En este sentido, es llamativo el uso del montaje. Por ejemplo, la primera escena que transcurre en la terraza, se ve interrumpida en repetidas ocasiones por "flashbacks" que muestran la vida familiar y social de los personajes; imágenes "congeladas" que introducen la "voz en off"; saltos a otras escenas con personajes que aún no conocemos; breves pinceladas documentales sobre la vida en Bratislava durante el verano; etc. Esta mezcla aparentemente arbitraria provoca algo de desconcierto. sobre todo, al principio de la película.

Se percibe a veces la influencia de directores entonces en boga, como Antonioni (la composición de algunos encuadres, la colocación de los actores, el hastío vital de los personajes,…).
La brillante fotografía otorga a la película una gran belleza plástica. Ello no impide que algún encuadre "peque" (visto hoy) de excesiva "originalidad".

La banda sonora tiene también un tratamiento poco convencional, que la aleja del naturalismo. Abundan los ruidos desconcertantes (hasta pasados 20 minuto, no descubrimos el origen de esa especie de disparos que puntúan la narración). La música es sumamente extraña (una especie de canción infantil combinada con simples chirridos).

Todos estos recursos producen una sensación de extrañeza y distanciamiento, que sólo se rompe con la inclusión de algún elemento melodramático (como la confesión accidental de la madre ciega).

Los actores jóvenes resultan algo inexpresivos. No sucede lo mismo con los dos ancianos, ambos excelentes.

Con todos estos elementos temáticos y formales, no es de extrañar que la censura se mostrara recelosa. Se dice que llegó incluso a sospechar que tras el título ("El sol en la red") se ocultaba algún ambiguo simbolismo. En consecuencia, la película estuvo retenida durante más de un año. Cuando por fin se estrenó, obtuvo un sorprendente éxito de público (la gente estaba ávida de cambios).

Creo que es interesante acercarse hoy en día a esta película. Si logramos obviar algunos recursos característicos de la época, nos encontramos con un sugerente retrato generacional y una insólita visión de la sociedad checoslovaca de principios de los 60 alejada de triunfalismos y falsos embellecimientos. La ausencia de libertad que destilan de forma implícita las imágenes, así como el malestar vital de los personajes, sorprenden en una película de la Europa socialista de esa época.

Es una pena que estos aires de libertad se vieran truncados por la fuerza de los tanques antes de finalizar la década. Ello condenó a toda una generación de nuevos directores al ostracismo, al exilio o, en muchos casos, a la mera asimilación por el sistema.