Comentarios
"The torrent" (1926), primera película de la Garbo en América. La actriz vino de europa, con su protector y maestro, Mauritz Stiller, por una invitación de Mayer (todopoderoso de la Metro).
El caso es que al principio, no sabían qué hacer con esta mujer. Evidentemente no se imaginaban cómo la cámara y el público acabarían enamorándose de ella. La muchacha se llevó una enorme decepción, al ver que Mayer no había ido a recibirlos, a su llegada a América, algo que la rencorosa Garbo nunca olvidó.
Como han destacado algunos historiadores, los temas del escritor Blasco Ibáñez proporcionaban un material de trabajo perfecto, para las películas del cine mudo. Algo que ocurriría con "El torrente" (1926). Los de la Metro pensaron que la Garbo acometería con acierto los aspectos del papel principal de la obra: el de la campesina que se convierte en famosa diva.
Y ya desde esta primera película la característica más emblemática de la Garbo se puso de manifiesto, como ella misma reconoció:
"Mi gran fotogenia en esta película la conseguí gracias al excelente trabajo de cámara llevado a cabo por William Daniels, que me tomó desde los mejores ángulos (...)"
"Si una actriz cinematográfica tiene gran talento, no necesita un buen director, sino un buen dramaturgo, o, más exactamente un buen guionista, o un cámara con inventiva. Si los tres trabajan juntos, pueden lograr una gran película. Para mí, la cámara era el elemento más importante."
En todo caso, la Garbo tenía un inmenso mundo interior, que fue desplegando poco a poco, película a película. Desde siempre se ha mantenido una polémica sobre si ella fue o no una gran actriz.
Para mí, una mujer que es capaz de dominar con su sola presencia toda la puesta en escena, llegando a transformar películas y argumentos y dándoles infinitas dimensiones, hasta tal punto que parece ser ella quien dirige sus propias películas, desde su interpretación, no sólo es una gran actriz, sino un genio.