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El tren


Personal

Valoración personal: 8 stars

General

Titulo original: The Train
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción: 1964
Género: Bélica

Otras personas

Director: John Frankenheimer
Escritor: Franklin Coen; Frank Davis
Productor/Estudio: United Artists
Compositor: Maurice Jarre
Fotografia: Jean Tournier; Walter Wottitz

Funcionalidades

Duración: 133
Pistas de idioma: Castellano; Inglés
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: HDTV
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 6,2 Gb

Reparto

  • Burt Lancaster
  • Paul Scofield
  • Jeanne Moreau
  • Michel Simon
  • Howard Vernon
  • Suzanne Flon
  • Charles Millot
  • Wolfgang Preiss
  • Albert Rémy

Sinopsis

París, Francia, agosto de 1944, los alemanes se retiran de la Francia ocupada perseguida por el ejército de liberación aliado y antes de hacerlo, un general del Alto Mando alemán ordena al coronel Franz Von Waldheim (Paul Scofield), un fanático del arte, a expoliar las obras de arte de una conservadora de Bellas Artes de París quien había custodiado el legado artístico de los franceses (Suzanne Flon), para ello los alemanes cargan un convoy ferroviario cuya locomotora esta a cargo del Papa Buleau (Michel Simon). La conservadora acude a miembros de una sección de la Resistencia francesa dirigidos por Laviche (Burt Lancaster), constituida apenas por tres miembros, los cuáles trabajan en el ferrocarril de Francia. Los esfuerzos de estos pocos valientes por fustrar la salida del legado artístico de Francia hacía Alemania es el epicentro de una historia cuyo final es imprevisto.

Comentarios

En otro archivo Que Grande es el Cine, de José Luis Garci. Programa 296. Presentación y coloquio.
Fecha de emisión: 4-marzo-2002. Invitados: Juan Cobos, Eduardo Úrculo y José Antonio Pruneda.

Ripeo 720p realizado a partir de una emisión HDTV sin logo. La calidad con respecto a las ediciones en DVD es sideral. He intentado mantener las cualidades de la fuente, y después "toquetear" lo que estimaba era mejorable. El resultado es un vídeo 720p que permite disfrutar como nunca de esta joya del cine clásico.
Audio VO, un AC3 de calidad. El doblaje me ha dado bastante guerra ya que la sincro era de las peleonas, pero en fin creo que ha quedado bien. La elección de los dobladores es un acierto total y donde realizan un gran trabajo. Dejo la ficha.
Recomiendo siempre verla en VO pero comos siempre digo se han hecho muy buenos trabajos de doblaje y éste es uno de ellos.

Premios
1965: Nominada al Oscar: Mejor guión original
1965: National Board of Review: Top 10 mejores películas
1964: Premios BAFTA: Nominada a Mejor película

Magnífico trabajo de director John Frankenheimer, que recoge un episodio sobre el expolio que Alemania quería someter a Francia a finales de la segunda guerra mundial. Basada en el libro “Le front de l´Art” de Rose Valland, responsable del museo Jeu de Paume, lugar donde se almacenaban las obras de arte que los alemanes habían saqueado de Museos y colecciones privadas de Francia antes de su traslado a Alemania, guionizada por Franklin Coen y Frank Davis (consiguieron un Oscar en el apartado de Mejor guión adaptado), espléndida música del malogrado Maurice Jarre y con la excelente fotografía de Jean Tournier & Walter Wottitz.

Como en otras películas bélicas, Frankenheimer utilizó el rodaje en blanco y negro para transmitir la idea del tono documental. En cuanto a la ambientación es más que aceptable, aunque mucho del material pesado que podemos ver es norteamericano.

Sin duda se trata de la mejor película de su director, y cuenta con un gran reparto: Burt Lancaster, en el papel “Labiche” inspector de trenes y que intentará recuperar el botín. Paul Scofield, como el coronel alemán “Von Waldheim” que intentará por todos los medios hacer llegar el tren a Berlín. Michel Simón “Papa Boule”, Jeanne Moreau “Christine”, Suzanne Flon “Miss Valland”, Wolfgang Preiss, Albert Remy, etc.

La película es una obra imprescindible de ritmo vivísimo y precisión casi matemática, el magnífico trabajo de dirección y la enorme capacidad de Frankenheimer para sugerir emoción y riesgo con una gran limitación de medios. Con unas interpretaciones sobresalientes y una acción magníficamente rodada, que junto con un guión espléndido y un estilo vibrante y emocionante que no da respiro. Incluso vista hoy, cuarenta y pico años después de su rodaje, es imposible no resaltar la espectacularidad e impresionante magnitud de la película.

En suma, una obra maestra imperecedera, recomendable al cien por cien, sobre todo por las múltiples lecturas humanas, políticas e históricas que abre.

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(Spoiler)

La película empezó con la dirección de Arthur Penn, pero al tercer día la estrella de la película, Burt Lancaster, insatisfecho con la percepción que el realizador tenía del film, hizo que le despidieran, siendo sustituido por Frankenheimer, con quien Lancaster hizo varias películas. El resultado es una pieza de orfebrería que al mirarla da la sensación de que hacer cine es una de las cosas más fáciles del mundo. Ambientada en los últimos días de la ocupación en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, narra la historia de un oficial alemán empeñado en llevarse a su país un importante número de cuadros de pintores famosos, cuyo valor sería prácticamente incalculable. Para ello utilizará un tren en el que cargará las obras de arte, pero la resistencia francesa no se lo pondrá tan fácil.

Frankenheimer deja muy clara la postura de un director con respecto al film ya en sus ingeniosos títulos de crédito. En la secuencia inicial vemos un montón de cajas en las que están guardadas las obras. En primer plano vemos algunos de los nombres de sus autores. Monet, Picasso, Cezanne, Matisse, Van Gogh, etc, para inmediatamente después leer Directed By John Frankenheimer. ¿Se puede ser más contundente y preciso? No. Al igual que en Francia —¿coincidencia?— en la que al Nouvelle Vague reivindicaba la figura del autor y el cine era considerado única y exclusivamente arte —a mi juicio un error muy grave—, en Estados Unidos gente como Frankenheimer no se quedaba atrás —más bien todo lo contrario— dejando muy clara su postura al respecto. El cine implicado con una realidad —Kennedy, la incipiente guerra de Vietnam, etc— que proponía nuevos y muy distintos tiempos. El cine como arte, sí, pero también como identidad, como gran aventura reflejo de la vida.
Al igual que en la recientemente comentada ‘Ronin’ (id, 1998) la última gran película de su director, en la que una maleta hacía las veces de McGuffin, aquí la excusa argumental es un tren cargado de obras de arte. La resistencia francesa tratará de impedir por todos los medios que ese tren llegue a su destino, pues las pinturas representan la identidad del pueblo, la cultura que no debe perderse. Para los alemanes, en cambio, dichas pinturas no representan nada más que dinero, grandes cantidades de dinero. Defender lo primero enfrentándose a la osada ceguera del nazismo, tendrá un precio demasiado alto. ‘El tren’ pone sobre la mesa una duda moral del alta envergadura, hasta qué punto merece la pena sacrificarse por unas obras de arte, que tal y como se exponen en el excelente final, quedan todas desperdigadas al lado de una vía de tren. Frankenheimer no realiza concesiones, y tampoco emite juicios. Su puesta en escena, deudora de Orson Welles, es más inspirada que nunca. En más de dos horas no hay un sólo momento de respiro y algunas de sus secuencias desprenden una cruda violencia sin ningún tipo de miramientos.

Burt Lancaster encabeza un reparto absolutamente perfecto, donde destacan Paul Scofield, como oficial nazi obsesionado con la riqueza de las pinturas, Jeanne Moreau, y sobre todo Michel Simon, cuyo personaje tendrá un destino que supondrá un punto de inflexión en la actitud de Labiche (Lancaster). Dirigiéndolos, un Frankenheimer despojándose de los tics televisivos y encontrando un perfecto equilibrio ético/estético, algo que pocas veces se logra. ‘El tren’ supone un entretenimiento de primera —ya les gustaría a muchos directores actuales tener la mano de Frankenheimer para la evasión— que va más allá al remover nuestra conciencia. Arte en puro estado, consciente de que no debe quedarse ahí con su director mirándose el ombligo. Afortunadamente, realizadores como Frankenheimer también pensaban en el espectador. ‘El tren’ contiene a partes iguales compromiso social y espectáculo bien entendido, aquel que sirve a una causa.