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En su tiempo, esta película despertó no pocos comentarios por sus escenas amorosas subidas de tono y por la amoralidad del personaje femenino y de la misma historia. Lissy Arna, una estrella alemana cuya vida personal también dio mucho que hablar, se encargó de representar a esta Marta de rasgos provocativos, aunque ceñidos a sus instintos naturales, de ahí el adjetivo de "amoral". Hace daño sin saberlo, sencillamente "porque es así".
El guión destaca principalmente el dilema entre amor/pasión y amistad; y trata de establecer cuál de los dos conceptos ganaría en una lucha entre ambos. Los escenarios son cerrados y hasta cierto punto lúgubres, ceñidos al universo de ese pueblo minero que se representa. Ahí está uno de los aciertos de Molander: retratar la existencia casi primaria de la gente que convive entre la mina, el bar y su casa. Otra de las cualidades del filme reside en saber reflejar la pasión casi salvaje que despierta Marta y cómo los dos hombres de la trama caen en su red a medida que ella los necesita para cumplir sus planes. Sin embargo, cuando el guión da el giro final y se abre el drama con la mina como trasfondo, esa misma Marta desaparece de escena casi "de puntillas". Ahora deben ser los hombres quienes diriman sus diferencias y pongan a prueba su amistad.
Nacido en 1888 y fallecido en 1973, fue hijo, hermano, sobrino y padre de actrices/actores/escritores o directores de cine y teatro. Por tanto, casi podríamos decir que "no le quedaba otro remedio" que dedicarse a esta profesión. Terminados sus estudios, hizo sus primeras incursiones en el cine y muy pronto empezó a escribir guiones para Sjostrom y Stiller, que eran quienes dominaban el panorama del séptimo arte en su país.
Algún tiempo después, la industria norteamericana se fijó en cinematografías como la sueca y la danesa y "exportó" más de una figura europea hacia el Nuevo Mundo. Molander, sin embargo, que ya había iniciado su carrera con varias películas, luchó hasta convertirse en director del Svenk Filmindustri, donde habría de permanecer hasta bien avanzado el año 1956.
En el sonoro se le recuerda especialmente por la primera versión de "Intermezzo", que luego también pasaría a Hollywood. En ésta y varias películas más trabajó con Ingrid Bergman y esta unión profesional condujo a excelentes títulos como "Un rostro de mujer" (1938). Otro de los actores ligados a Molander fue Gosta Eckman, excelente intérprete tanto de comedias como de dramas.
El cine de Molander es intimista y profundiza en el espíritu y personalidad de sus personajes. Digamos que prefería explicar el porqué de un gesto que mostrar grandes escenarios naturales, aunque también destacó en esta faceta. Hijo de la importante escuela sueca y admirador de los ilustres nombres daneses, tuvo la gran suerte de contar siempre con actrices y actores que entendieron su filosofía cinematográfica y de ahí la importancia de su obra. No descartó tampoco el humor en sus filmes (aunque estuviese teñido de una buena porción de ironía).
Ingmar Bergman, que le llevaba treinta años de diferencia, se declaró en más de una ocasión discípulo de Olaf Molander hermano de Gustav, de Sjöberg y del mismo Molander.