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Hoy casi completamente desconocido, Maurits Binger fue uno de los artífices del nacimiento y desarrollo del cine silente holandés. Para paliar en parte este desconocimiento, traemos una de sus mejores películas que, además, nos llega bellamente restaurada y con sus virados de color originales. Basada en un libro de Alejandro Dumas, "El tulipán negro" reúne muchos de los elementos que han hecho famoso al citado autor: intriga, traiciones, romance, mazmorras, venganzas y un relato que discurre en ambientes cortesanos. A mediados del siglo diecisiete, Cornelius de Witt reinaba con prudencia pero mano firme en los Países Bajos. La Casa de Orange, secular enemiga de los de Witt, forjó un complot para derrocar a Cornelius y lo consiguió hasta concluir en una de las páginas más vergonzosas de dicho país: la muerte del regente y de su hermano Johan a manos del populacho, que les descuartizó en la vía pública. Sin embargo, este hecho, reflejado en la película, es tangencial. Podríamos decir que el protagonista de la misma es un tulipán negro, la forma en que se gesta, su robo y cambio de manos y el final, donde al cultivador del mismo se le dan los honores que merece. En la trama se suceden las peripecias de un inocente cultivador, acusado falsamente de alta traición, su estancia en distintas prisiones y la ayuda que recibe de su amada, que consigue conservar los bulbos de esa exótica planta hasta un desenlace trepidante. Excelentemente ambientada, dotada de un ritmo que no decae y con unos intérpretes tan desconocidos como su director, "El tulipán negro" es una primicia que, esperamos, no defraude ni a los amantes del silente ni a cualquier público que sepa saborear el cine, más allá de géneros, edades y puntos de vista.
Eduard José Gasulla
