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Esta película checa se centra en el siglo XVII, cuando abundaban las bandas de facinerosos y en Praga era conocido su verdugo imperial, que ajusticiaba a la gente que delinquía de una u otra forma. La copia llega restaurada y con virados, pero con tonos muy oscuros.
Pues uno, que tiene su pequeña parte masoquista más o menos escondida, se imagina que la película nos descubrirá las mil y una torturas de ese famoso verdugo y el dolor de los ajusticiados mientras les descoyuntan todos los huesos del cuerpo. Pues no, el guion se centra en los encuentros amorosos del hijo del verdugo con una misteriosa joven que pulula por los bosques y sólo en una breve escena se detiene en el tránsito de un bribón por una máquina quebrantahuesos del verdugo. El resto es una historia algo adocenada con las aventuras románticas del citado hijo del verdugo, una decapitación que nunca llega a realizarse y persecuciones a través de los bosques que tampoco van a ninguna parte.
El verdugo, fornido y voluminoso, fue un campeón mundial de lucha grecorromana, pero el director de la película no le concede ninguna oportunidad de lucirse (apenas una lucha con la espada y contra el jefe de los malos, a quien llaman "príncipe de oro"). Los intertítulos son interminables y si no fuese porque uno tiene más paciencia que el santo Job, no los habría completado. Como curiosidad, se puede ver.
(Eddie Constanti)