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El violín y la apisonadora


General

Titulo original: Katok i skripka
Nacionalidad: Unión Soviética
Año de producción: 1961
Género: Drama

Otras personas

Director: Andrei Tarkovsky
Escritor: S. Bakhmetyeva; Andrei Konchalovsky; Andrei Tarkovsky
Productor/Estudio: Mosfilm Children's Film Unit
Compositor: Vyacheslav Ovchinnikov
Fotografia: Vadim Yusov

Funcionalidades

Duración: 46
Pistas de idioma: Ruso
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Color
Fuente ripeo: HD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Muy buena
Peso: 675 Mb

Reparto

  • Ígor Fomchenko
  • V. Zamanski
  • Nina Arkhangelskaia
  • Marina Adjoubey
  • Youra Brussev
  • Slava Borisov
  • Sasha Vitoslavski
  • Sasha Ilin
  • Kolia Kozarev
  • Gena Klyachkovski
  • Ígor Kolovikov
  • Genia Fedhenko
  • Tania Prokhorova
  • A. Maksinova
  • L. Semionova

Sinopsis

Película realizada como tesis de graduación y primera obra enteramente dirigida por Tarkovsky. Obtuvo el primer premio en el Festival de Cine de Escuelas en New York, en 1961. Narra la historia de Sasha, un niño con un singular afinidad por el violín, usualmente fastidiado por los muchachos del barrio, que conoce al operador de la aplanadora que alquitraniza la calle frente a su edificio..

Comentarios

Ripeado por Arupa a partir de un xvid de 927 MB

Deliciosa historia de amistad entre un operador y un muchacho que apenas levanta unos palmos del suelo.

No sólo resulta magnífica por trazar un relato tan natural y humano en tan poco tiempo, sino por saber emplear todos los recursos con inteligencia para transmitir intensidad a una relación de lo más entrañable. Una relación donde un personaje (el operador) toma, involuntariamente, partido en la enseñanza del otro (el muchacho) y se erige como una figura casi-paterna advirtiéndonos de que no sólo será un defensor de ese pequeño violinista, sino también se empeñará en darle unas directrices necesarias para que el chaval pueda llegar a apreciar todo aquello que se le ha dado, y no desprecie lo que se le ha permitido tener y que tantos otros no podrían llegar ni a atisbar.

Así, y con unos mimbres tan cuidados, Tarkovsky lo único que necesita es encomendarse al brillo de una fotografía que cautiva con su impresionante plasticidad (de la que luego volvería a echar mano en "La infancia de Iván" o "Solaris") y a la excelencia que desprenden unos planos cuidados al detalle, que no sólo logran otorgar fulgor a la obra, sino también un contrapunto distinto a esos espacios urbanos tan marcados en los que se desenvuelve la acción.

Cabe destacar, además, unas interpretaciones bien construidas y ceñidas a lo necesario que, aunque no se asemejan al trabajo que realizaría a medida que avanzaba en su carrera Tarkovsky, logran que nos sintamos partícipes en esa historia de emociones arraigadas y, ante esa conclusión, palpemos de nuevo un bello retrato tan bien construido como emocional.