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Una película extremadamente extraña que presenta al violinista callejero Sundaisy (Richard Maurice), el cual acepta acoger a una niña para protegerla de las calles. Cuando la niña crece, pronto se ve acosada por un gángster local.
Realmente no se sabe mucho sobre esta película o su director/estrella Maurice, al margen de que se rodó en Detroit y eso es todo, lo cual es una lástima, porque si bien la realización no es demasiado buena, ciertamente es muy extraña y hace que uno quiera saber más sobre su cineasta. En lo que respecta a las películas de parapsicología, no hay duda de que hay otras mucho mejores, pero ésta es lo suficientemente interesante en algunos aspectos como para que los fanáticos del género quieran verla.
El mayor defecto que ofrece es el hecho de que es casi imposible seguir la historia. Hay todo tipo de personajes que simplemente aparecen y desaparecen y debo admitir que a veces me perdí en cuanto a lo que estaba pasando. Creo que a Maurice le costó mucho contar una historia coherente, pero quizás esto se debió a la cantidad de rarezas que se le agregaron.
Cuando hablo de rarezas, hay algunas escenas insólitas al final, en las que los personajes vuelven a la vida reencarnados como animales. Estas escenas son más que habituales y realmente agregan una naturaleza surrealista a la imagen. Los efectos son bastante pobres, teniendo en cuenta que es probable que la productora no contase con mucho dinero, pero al mismo tiempo son interesantes. El guión tampoco está mal y las actuaciones están en el lado regular (y eso incluye a Maurice como protagonista).
