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Muchos de estos relatos circulaban por la industria del cine en ese período y todavía abundan. El trabajo de cámara es bueno, la actuación es interesante y la historia está bien, incluso si cae en el estilo de realización de películas ya anticuado de "texto ilustrado", en el que la mayoría de las veces los actores simplemente hacen lo que dicen los títulos que iban a hacer. Hay muchas escenas de exteriores y puedes ver edificios antiguos y notar que no son decorados. Eso es algo hermoso.
La copia, de nuevo del BFI, también presenta deterioros aunque la imagen es visible casi siempre; además, se advierte algún corte sin mucha importancia. Todo ello nos priva de apreciar en su totalidad los espléndidos paisajes escoceses que menudean en la trama. Los personajes actúan con convicción, excepto el joven aristócrata, que se nos presenta con una sola expresión de panoli durante toda la cinta.
El problema son esos títulos. A veces se extraen de la balada, líneas como "En las orillas del Allan Water, nadie es tan triste como ella". Entonces ves a la señorita Graham estar triste. Está bien. Sin embargo, en otras ocasiones los títulos se vuelven prolijos y torpemente expositivos, como "Sintiendo que Richard es incapaz de tal crueldad, Elsie decide ir a Strathallan a verlo". La incapacidad de mantener una voz en off coherente en los títulos es desconcertante. Y todavía era muy pronto para que los textos de los intertítulos, por sí mismos, fuese un arte, algo que no se produjo hasta la década de 1920. Películas como ésta habrían sido un éxito con este añadido de calidad.