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Escurrir el bulto


General

Titulo original: Tire-au-flanc
Nacionalidad: Francia
Año de producción: 1928
Género: Comedia

Otras personas

Director: Jean Renoir
Escritor: Jean Renoir; Claude Heymann; André Mouézy-Eon; André Sylvane
Productor/Estudio:
Compositor:
Fotografia: Jean Bachelet

Funcionalidades

Duración: 120
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: DVD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Buena
Peso: 725 Mb

Reparto

  • Michel Simon
  • Georges Pomiès
  • Jeanne Helbling
  • Félix Oudart
  • Jean Storm
  • Fridette Fatton

Sinopsis

Jean es poeta por temperamento, y la inminencia de su incorporación al ejército no le hace ninguna gracia. El trago será más llevadero al coincidir en el servicio militar con su criado Joseph. Mientras, su tía, Madame Blandin, se esfuerza por facilitar su adaptación a las obligaciones militares recomendándolo al coronel Brochard. Jean se convierte enseguida en el blanco de las clásicas bromas de cuartel mientras su criado, el mujeriego Joseph, se aclimata sin problemas

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Ripeado por Arupa a partir de un xvid de 693 MB


Último film mudo realizado por Jean Renoir. Se basa en la pieza teatral de vodevil "Tire-au-flanc", de André Mouézy-Éon y André Sylvane, adaptada por Renoir y varios colaboradores. Producido por Pierre Braunberger, se estrenó el 18-VII-1928 (Paris, Francia).

La acción tiene lugar en Paris, en torno a 1927. El joven poeta Jean Dubois d'Ombrelles (Georges Pomiès) es llamado a filas para el cumplimiento del servicio militar en el cuartel de infantería, al mismo tiempo que Joseph Turlot (Michel Simon), criado de su tía, la Sra. Blandin, tía de Jean y madre de Solange, su novia. Dada la debilidad física y el escaso interés militar de Jean, su tía invita a comer al coronel Brochard para recomendarle a su sobrino.

La película es una comedia de humor, que incorpora farsa, crítica social y un reconfortante sentido de la anarquía. Está concebida como un homenaje de reconocimiento al cine burlesco norteamericano (Charles Chaplin). Es la primera obra del realizador que le proporciona un cierto éxito de público, tras los fracasos en taquilla de "Una vida sin alegría" (1924) y "Nana" (1926). Las obras burlescas sobre la vida militar gozaban del favor del público en el periodo de entreguerras al que pertenece el film. Los "gags" que utiliza Renoir, sin ser del todo originales, están construidos con singular delicadeza y se enmarcan en un discurso dotado de fuerte dinamismo y de un ritmo inusualmente vigoroso. La comicidad que el realizador crea es cálida, generosa, desbordante y arrolladora. Le añade algunos toques que suman hilaridad y ternura, como el beso en primer plano bajo la mesa del banquete. No critica al Ejército, se sirve de las incidencias de la vida cuartelaria de los reclutas y soldados rasos como fuente de peripecias jocosas y multitudinarias. Por lo demás, el cuartel le sirve como escenario particularmente adecuado para contraponer, en condiciones de igualdad, las reacciones de los hijos de la burguesía (Jean) y de los hijos de familias humildes (Joseph). Denuncia la vanidad, el egoismo, la estrechez de miras y la endogamia de la burguesía.

La música de acompañamiento del montaje que incorpora el DVD, como en el caso de "Una vida sin alegría", está compuesta y es interpretada al acordeón por Pierre Perrone. Incorpora melodías pegadizas, ritmos tradicionales y sonidos onomatopeicos, en una banda brillante, jovial y atenta a las incidencias de la acción. La fotografía, de Jean Bachelet, crea composiciones de buen dibujo y excelentes contrastes, que evidencian el interés del realizador por la calidad de la estética visual. Es la primera colaboración de Renoir con el actor Michel Simon.

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"Jean es un poeta por temperamento y la inminencia de su incorporacion al ejercito no le hace ninguna gracia. El trago sera mas llevadero al coincidir en el servicio militar con su criado Joseph ...."


En principio no parece que una comedia cuartelera como la que da origen a "Tire au flanc" sería la continuación más idónea de "La cerillerita" (1928), la anterior película de Renoir. Menos aún si tenemos en cuenta que será continuada por otros filmes de encargo, "Le Tournoi" (1928) y "Le Bled" (1929). Sin embargo, con mayor o menor fortuna, ninguno de los tres se reducirá a simple producto alimenticio. Bien distintas entre sí, en las tres películas Renoir se empeñará en profundizar en lo que ya se podían considerar algunas de sus constantes estéticas y temáticas, así como en buscar nuevas soluciones técnicas.

En "Tire au flanc", si nos centramos en sus aspectos formales, cargará las tintas en el movimiento de la cámara, a la que en ocasiones convierte en un potro desbocado. Ya la primera secuencia nos lo anuncia. Nos encontramos en casa de la señora Blandin. La proximidad del día en que su sobrino Jean, un poeta poco dado a movimientos marciales, debe de incorporarse al ejército, hace que aquélla haya invitado a comer a su casa al coronel Brochard, comandante del regimiento que le ha correspondido a Jean. El objetivo es interceder por el sobrino. Desde los preparativos hasta la escapada final de Brochard, víctima de las torpezas de Joseph, el sirviente, la cámara no cesa de perseguir a los personajes por tres piezas de la casa, un recibidor, el comedor y la cocina.

A los travellings, panorámicas, incluso barridos, se suman rápidos planos/contraplanos que aumentan la sensación de movimiento. Sólo una perfecta puesta en escena previamente ensayada con los actores podía permitir tal variedad, y cantidad, de movimientos en tan escaso espacio.

Tras esa secuencia la película se desarrolla enteramente, hasta el epílogo que de nuevo nos devuelve al escenario inicial, en el cuartel. Las secuencias tópicas, en ocasiones resueltas con golpes de humor bastante zafios, se alternan con otras mucho más afortunadas. En muchas ocasiones se ha escrito sobre la posible influencia de la secuencia de la guerra de almohadas en el dormitorio de la tropa -de nuevo con un auténtico alarde de movimientos de cámara- sobre la pelea en el internado de "Zéro en conduite" (Jean Vigo, 1933).
En claros homenajes a Chaplin se convierten los ejercicios con caretas antigás y las arremetidas, bayoneta en ristre, contra los muñecos de trapo. Humor y un cierto punto melodramático se unen felizmente en la secuencia en la que Jean asiste, desde su celda, en un continuo juego de campo y contracampo, a los escarceos amorosos de su prometida Solange y el teniente Daumel. Pero donde Renoir carga a tope sus baterías es en la secuencia de la representación teatral. No ahorra ningún tipo de planos: primeros planos, planos de detalle, planos generales, medios, picados y contrapicados... En un ensayo general, aquí en tono burlesco, de la que será secuencia clave en "La gran ilusión" (1937), el espectáculo de fauno (Georges Pomiés) y sílfide (Michel Simon) que representan los reclutas, se basa en la mirada.
La mirada de los personajes que se cruza en todas direcciones. Los espectadores miran al escenario. Los protagonistas del espectáculo lanzan miradas hacia bastidores o buscan ojos cómplices en el patio de butacas, desde bambalinas se observan espectáculo y espectadores e incluso algunos soldados de guardia miran la sala repleta desde más allá de las ventanas que dan a la calle.
De nuevo derivando hacia la burla chaplinesca, tras el descenso de Joseph (siempre genial Michel Simon) al escenario y la explosión de los fuegos artificiales, el frenesí se hará imparable. Aquí la burla encabezada por los bailes de Pomiés sustituye a la explosión de júbilo anti-nazi de "La gran ilusión". El final del espectáculo será el principio del epílogo, en el que el amor se acomoda a las previsiones: mientras Solange celebra en el comedor su boda con el teniente, y Jean dirige sus carantoñas a Lili, más sensible a sus virtudes poéticas, los criados festejan la suya en la cocina. Como en las comedias de Lope, amos y criados viven sus pasiones juntos, pero no revueltos. Sólo en el cuartel, escenario de ficción dentro de la ficción de la historia, se han unido circunstancialmente.