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Cinta de propaganda, a raíz del surgimiento en China del Movimiento de Nueva Vida, destinado a concienciar a la población de que los valores de su país eran los que cabía seguir para ser un buen patriota y, en general, una buena persona. ¿Cuáles eran esos valores? Grosso modo: respecto a los hombres, estudiar hasta forjarse una carrera por el bien de China y olvidarse, de momento, del amor y otras zarandajas. Respecto a las mujeres: más o menos lo mismo, con leves matices, como evitar el maquillaje, el uso de tacones altos e ir al baile.
Tenemos a dos hermanas. Una, la "buena" es Ruan. Otra, la "mala", es caprichosa, se maquilla un montón y exige casarse con el hombre que Ruan también ama. Ésta, desde luego, se sacrifica por su hermanita y corre a la universidad para ser de provecho a la nación. La mala se casa y a partir de ahí su conducta es tan escandalosa que por fuerza deberá recibir su castigo en forma de reprimenda moral, pero muy hacia la conclusión de la película.
Si, tras haber leído lo anterior, opináis que "Estilo nacional" es un producto inequívocamente panfletario, habréis acertado. Pero esperad: si aún conserváis algún rastro de buen humor y de paciencia, probad a ver esos mensajes finales lanzados al populacho por dos jóvenes adeptos al Movimiento ya citado. Inenarrables. La pobre Ruan, tras ceder su enamorado a su hermana y pasar mil calvarios, cuando por fin, al cabo de los años, la pareja se reencuentra y él ya se ha liberado de su díscola esposa, Ruan le dice que espere sentado a casarse con ella, porque primero es la patria y el fortalecimiento de su estatus de china de pro. Es decir, "voy a estudiar mucho más, a ver si consigo llegar a ingeniera; luego, hablaremos de casorios".
Mala despedida del cine y de la vida de nuestra Ruan Lingyu. La película concluía pocos meses antes de que decidiera tomar esa nefasta sobredosis de barbitúricos que dejó huérfano al mundo del cine.