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Evangeliemandens Liv


General

Titulo original: Evangeliemandens Liv
Nacionalidad: Dinamarca
Año de producción: 1915
Género: Melodrama

Otras personas

Director: Forest Holger-Madsen
Escritor: Forest Holger-Madsen
Productor/Estudio: Nordisk Films Kompagni
Compositor:
Fotografia: Marius Clausen

Funcionalidades

Duración: 61
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: Web
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 1,4 Gb

Reparto

  • Valdemar Psilander
  • Augusta Blad
  • Else Frölich
  • Alma Hinding
  • Frederik Jacobsen
  • Birger von Cotta-Schønberg

Sinopsis

Un joven, Bill, se mofa de las palabras de un predicador ante la audiencia que se reúne a su alrededor en un parque. Lejos de estar resentido con la burla, el predicador tratará de aconsejar al joven en el reencuentro de ambos y la novia de Bill en un local de mala reputación llamado "El Loro Verde", donde el predicador trata de hacer llegar su mensaje. Bill, quien se plantea desde entonces cambiar de vida, escucha la historia del propio predicador, acusado en su día por error del asesinato de una prostituta. Las palabras de otro predicador, en la cárcel, le llevaron entonces a reconducir su vida, amoral y ofensiva para su acomodada familia, justo a tiempo para poder asistir a las últimas palabras de su madre agonizante y reconciliarse con ella. Al escuchar esta historia, Bill visita a su novia, cuya unión es bendecida por el predicador.

Comentarios

John Redmond, es un melenudo de clase acomodada que al tener cierta predilección por llevar una vida disipada y rodeado de malas compañías ( pues también las había allá en los años 20… ) echa a perder su vida; víctima de una mala jugada por parte de sus amistades de conveniencia, acaba en la cárcel por un crimen que no ha cometido y será allí gracias a la ayuda del pastor de la penitenciaria, en donde finalmente Herr Redmond, podrá reconducir su vida gracias a la fe, convirtiéndose en pastor para, predicando con su ejemplo además del evangelio, ayudar a personas que se encuentran en mala situación y que por regla general están ubicadas en los barrios bajos y no en los distritos elegantes de las grandes ciudades.

“Evangeliemandens Liv” es una correcta producción “Nordisk” dirigida también por el siempre eficiente y versátil director danés, Holger-Madsen, director desconocidísimo incluso entre los aficionados silentes, un hecho grave éste pues Herr Holger-Madsen fue todo un pionero en novedades técnicas, dotando, por eso mismo, a sus filmes de un estilo peculiar e innovador para la época, todo ello al servicio de la gran estrella de la productora, Herr Valdemar Psilander, también correcto y ajustado en su papel de diletante convertido en pastor abnegado.

Una producción cuidada y eficiente pero carente de emoción en el desarrollo de su historia, un filme quizás demasiado correcto, políticamente correcto que dicen ustedes hoy en día, quizás por ello se celebra especialmente el poder ver dos de los finales alternativos rodados para el mercado ruso y el sueco, totalmente diferentes éstos al original danés.
El filme danés finaliza con la irrupción en una mísera habitación de los suburbios del pastor Redmond y un joven al cual está ayudando a reconducir su vida gracias a la fe; llegando justo a tiempo ambos de evitar que la mujer del joven se ahorque, cansada de soportar una triste existencia sin ninguna esperanza.
El final de la versión rusa acaba con la chica consiguiendo su propósito, ahorcándose en su habitación… y es que ya se sabe cómo gustan de exageraciones y lo inhumanos que son los comunistas…
Fríos también son los suecos pero no tan brutos como los bolcheviques y en su versión, la chica consigue ser salvada “in extremis” por su marido y el párroco, bajándola aún del techo con la soga al cuello, pero afortunadamente y gracias a unos primeros auxilios, ésta consigue recobrarse para poder seguir viviendo su mísera existencia…

Tres finales diferentes que dotan al filme en su parte final de una emoción necesaria y cierto dramatismo para una historia demasiado previsible y ejemplar.
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Valdemar Psilander fue uno de los más destacados actores de la época dorada del cine mudo danés. Su muerte, acaecida en 1917, privó a la cinematografía danesa del rostro por excelencia de sus melodramas. El título que nos ocupa, La vida del evangelista (1915), fue dirigido por Forest Holger-Madsen, uno de los principales innovadores del cine danés.

Un joven, Bill, se mofa de las palabras de un predicador ante la audiencia que se reúne a su alrededor en un parque. Lejos de estar resentido con la burla, el predicador tratará de aconsejar al joven en el reencuentro de ambos y la novia de Bill en un local de mala reputación llamado "El Loro Verde", donde el predicador trata de hacer llegar su mensaje. Bill, quien se plantea desde entonces cambiar de vida, escucha la historia del propio predicador, acusado en su día por error del asesinato de una prostituta. Las palabras de otro predicador, en la cárcel, le llevaron entonces a reconducir su vida, amoral y ofensiva para su acomodada familia, justo a tiempo para poder asistir a las últimas palabras de su madre agonizante y reconciliarse con ella. Al escuchar esta historia, Bill visita a su novia, cuya unión es bendecida por el predicador.

La película tiene un componente moral, de clara adscripción evangélica, que llena de contenido espiritual una historia con trama vinculada al melodrama. Destaca el juego narrativo de introducir un relato dentro de otro relato para sacar conclusiones ejemplares, algo que llegó a ser recurrente como estructura narrativa a lo largo del período mudo, ya fuese mediante el seguimiento en paralelo de un mismo concepto en diversos momentos en el tiempo o, como en este caso, la incrustación de una historia en otra con evidentes paralelismos. Sirvan de ejemplo para el primer caso películas como, ya analizada aquí, Páginas del libro de Satán de Dreyer, o, para el segundo, La carreta fantasma de Sjöstrom (muy cercana al espíritu del título que estamos analizando), o Los diez mandamientos de De Mille, donde vienen a combinarse los dos esquemas. Aunque contada con corrección y evocadora en muchos momentos, la película de Holger-Madsen resulta en exceso esquemática (enseña demasiado su trama) y lineal, lo que lleva al espectador a algo de frialdad en su relación con los personajes, muy supeditados a lo narrativo, sin demasiada vida propia, especialmente las mujeres, que no son más que la causa de la perdición de los hombres.

Más allá de los convencionalismos temáticos, hay una acertada creación de ambientes, desde la diferencia de clase de los dos antros en los que se mueven los dos varones (la humilde tasca de "El Loro Verde" y la sofisticada "La Mosca de Fuego") y sus casas familiares (compárese la casa de los padres del predicador con las estrecheces de la casa de la modista novia de Bill), hasta la diversidad de los lugares (unos pocos) que son testimonio de su evolución moral. Resultan a la vez sobrias e impactantes las escenas de la vida del predicador en prisión: por el gris dominante; por las máscaras que deben llevar los presos para permanecer aislados unos con otros; por los habitáculos donde se asoman uno a uno, sin contacto, para escuchar la prédica del párroco de la cárcel, en una escena que da sensación de colmena; y por el ritmo cansino y a la vez pautado de su salida en fila de las celdas y su regreso a ellas. En la ambientación de toda la película juega un papel tan importante la propia configuración y disposición de mobiliario, como la luz, casi siempre lateral, con la que quedan iluminados (labor de Marius Clausen).

La cámara ofrece novedosos movimientos que ayudan a cambiar el punto de vista o de interés de una escena sin salir de ella. De forma ligera, se traslada un poco a la izquierda o a la derecha para trasladar el foco de atención a un personaje o a un elemento no necesariamente animado de la escena que no entraba de lleno en los planos anteriores. Por ejemplo, cuando el predicador, recién salido de la cárcel acude a ver a su madre moribunda, al principio sólo se intuye el lecho donde esta agoniza, dándole protagonismo al hijo y a su regreso. Luego, la cámara se desplaza hacia la izquierda para ver el rostro de la madre en sus últimos momentos y el perdón que concede a su hijo, situado ya a su lado. Es un ejemplo, como muchos a lo largo de la película, de utilización tímida de la cámara como instrumento de montaje.

Antonio Belmonte