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Ripeada por Arupa a partir de un xvid de 1,4 GiB
Protagonista de este film menor de L'Herbier (que se preparaba a rodar su obra maestra L'Argent), es la inglesa Betty Balfour, considerada la Mary Pickford británica y hoy conocida principalmente por su participación en Champagne de Hitchcock.
Me gusta como los ensimismados personajes de L'Herbier son colocados contra el fondo de la religiosidad u otras manifestaciones populares. El pueblo (la masa), parece tener en este director el mismo papel que la naturaleza, que él sabe orquestar magníficamente, en una dimensión narrativa y estética. El pueblo y la naturaleza (aquí la tormenta, el mar) cuestionan a los personajes. En eso este film se parece a L'homme du large o a El Dorado.
Como siempre con L'Herbier, cada encuadre es perfecto, sentimos a un verdadero director, que entiende la composición, la luz, el ritmo de los movimientos.
La copia es magnífica, restaurada en 1986 en base a los negativos originales conservados por L'Herbier y depositados en la Cinemathèque Française. El DVD apareció como extra del libro "Marcel L'Herbier - L'art du cinéma".
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Supongo que sería lógico empezar hablando de la biografía del señor L'Herbier, que si fue uno de los más importantes teóricos y representantes del movimiento "avant-garde" francés, que si realizó una sesenta de películas hasta los cincuenta, que si luego se dedicó a la televisión con sus programas educativos... incluso que recibió la Legión de Honor. Pues me temo que no: hablaremos de esta película porque hay tema para un rato largo.
Creo que "Le diable au coeur" es la obra cumbre de L'Herbier; así, no quito ni pongo una coma. Pienso que en ella se reúne toda la sabiduría experiencial del director, al servicio de un guión admirable. Sí, de acuerdo, hay efectos de luz increíbles, contrapicados con el cielo y el faro en segundo término, travellings que no estorban y sí enriquecen, un ritmo frenético que no permite --casi--, ni respirar durante las dos horas de metraje, etcétera. Es decir, el efecto L'Herbier (y un poco, también, el de Epstein), pero rendido a una historia sin resquicios. ¿Qué nos cuenta esa historia? Pobreza y opulencia, bondad y maldad, sentimientos, amor. La vida, en pocas palabras. Y mientras se nos cuenta, asistimos a una planificación perfecta, a unos exteriores medidos y calculados, a unas callejas miserables de un barrio portuario, a unos seres que luchan por sobrevivir y, si pueden, amar, entre tanta miseria.
Al margen de la labor del director, la gran artífice de la credibilidad del relato es la protagonista, Betty Balfour. Menuda, rubia y con unos grandes ojos claros, es capaz de hacernos creer su transformación de pequeña bribona a mujer hecha y derecha, apenas con un par de gestos. Prodigiosa. Vedla en esas secuencias de miradas entrecruzadas con Delphin, alguna con más de cuarenta segundos de duración, como en la de la bofetada que recibe del joven. Vedla expresando niñerías, brincando como un saltamontes, recibiendo el primer beso con una mezcla de sorpresa y felicidad; vedla con su primer vestido de adulta, que no le gusta porque le recuerda que ya no podrá encabezar nunca más esa cuadrilla de niños rateros que dirigía. No os perdáis ni una sola de sus expresiones.
La música, como leeréis, está compuesta ex-profeso y en vivo para la película. Es una música perfecta, funcional, que subraya cada trance de la acción;y también tradicional, con aires tan franceses como "Los puentes de París". En suma, una joya que ahora tenéis en versión restaurada y esperando vuestra opinión.