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Fantomas 1: La sombra de la guillotina


General

Titulo original: Fantomas: A l'ombre de la guillotine
Nacionalidad: Francia
Año de producción: 1913
Género: Thriller

Otras personas

Director: Louis Feuillade
Escritor: Louis Feuillade; Marcel Allain; Pierre Souvestre
Productor/Estudio: Société des Etablissements L. Gaumont
Compositor:
Fotografia: Georges Guérin

Funcionalidades

Duración: 58
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: HD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 4,8 Gb

Reparto

  • René Navarre
  • Edmund Breon
  • Georges Melchior
  • Renée Carl
  • Naudier
  • Jane Faber
  • Volbert

Sinopsis

La población de París está empezando a inquietarse. Una serie de delitos tiene en jaque a la policía - y en particular, al inspector Juve-, al parecer cometidos por un escurridizo personaje, que es capaz de eludir las situaciones más adversas, gracias a su astucia y a su capacidad de seducción.

Comentarios

Versión restaurada 2013

También disponible la anterior restauración.

El póster empapeló todo Paris en 1911. Es curioso comprobar cómo guarda algunas diferencias con el que, dos años después, anunciaba la película de Feuillade; un par de ellas remarcables: desaparecerán el puñal de la mano derecha, y los rasgos femeninos del rostro de Fantômas.

En los albores del cine, fueron muchos los que se lanzaron rápidamente a realizar sus pequeños experimentos agarrando una cámara y buscando cualquier historia que contar con tal de empezar a hacer sus pequeños pinos en lo que ya era un nuevo arte que impresionaba dando la vuelta a medio mundo.
Entre todos ellos, estaba Louis Feuillade que, adoptando historias de ámbito criminalístico como las de "Fantomas", "Les vampires" o "Judex", pretendió dar su particular entendimiento a la cinematografía y, es así, como en 1913 rodaba la primera parte de una serie que proseguiría con 5 capítulos más basados en novelas de Marcel Allain.

En "Fantomas, a l'ombre de le guillotine" hallamos una historia de lo más sencilla que, si buen no resulta notable, sirve como introducción en las aventuras del villano Fantomas y el inspector Juve, su incensante perseguidor.
Lo más destacable de esta primera parte, sería la caracterización bastante lograda de todos y cada uno de sus personajes, así como su vestuario, pero como sucede en muchas ocasiones cuando uno empieza, se obvian riesgos y se opta por dar una realización más sencilla a cualquier empresa que se lleve entre manos, y así es como Feuillade empezó, rodando "A l'ombre de le guillotine" sin demasiados aspavientos: Casi todo son planos conjuntos y la cámara permanece totalmente estática, hay de vez en cuando algún plano detalle que no es más que un fotograma fijo (excepto en un par de ocasiones) y el rigor está ahí, pero sin dar un paso más adelante, pasos que, sin duda alguna, se encargaría de dar durante sus siguientes aventuras, haciendo de esta parte un preliminar tan simple como eficiente y con sumo encanto.

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Alain Resnais llegó a comentar: "Se dice que en el cine existe una tradición Méliès y una tradición Lumière. Pienso que también hay una corriente Feuillade, que utiliza maravillosamente lo fantástico del primero y lo realista de los segundos."

En 1913, Francia todavía estaba al frente de los demás países en lo que al lo cinematográfico se refiere. Un poco agotados ya los hermanos Lumière, Charles Pathé, Léon Gaumont y Georges Méliès van cogiendo su relevo con solidez. Hasta que llegó la guerra que lo cambió todo.

Veinte años después de su nacimiento, el cine era ya un elemento cotidiano en la sociedad. Feuillade, con su Fantômas vino entonces a certificarlo. Tomando como base 32 relatos publicados entre 1911 y 1913 por Pierre Souvestre y Marcel Allain, -que habían alcanzado gran difusión en el público, dentro de la línea literaria popular marcada ya por los héroes ambiguos de la época, como Rocambole de Ponson du Terrail, el fantasma de la ópera de Gaston Leroux, o el Arsène Lupin de Maurice Leblanc- Gaumont da una vuelta de tuerca, dedicando todos los avances tecnológicos del momento y explorando un lenguaje cinematográfico nuevo -poco evidente en esta primera entrega, pero que irá cogiendo peso con el devenir de la serie- y embarca a un joven Feuillade en una empresa con éxito asegurado. Este levantar el vuelo del cine como espectáculo de masas es en su concepción algo ambivalente, pues pretendiendo emanciparse de las demás artes, todavía se acude, como es el caso, a la estética teatral para traducir al lenguaje cinematográfico la literatura popular. En fin, algo surrealista todo... hasta el punto de que algunos miembros de este movimiento han llegado a identificar en Feuillade a uno de sus precursores.

Yo te invito a que, desde el siglo XXI, sigas el serial de cinco episodios en base a la restauración de esta obra de 2013, que presenta notables mejoras con respecto a la anterior restauración, la de 1998, -naturalmente con nuevos subtítulos- y así puedas comprender mejor esta etapa tan agitada que supuso el definitivo despegue del arte que aquí nos reúne.

El director Louis Feuillade no tenía por costumbre adaptar obras literarias al cine. Esta era, en efecto, la política en la década de 1900 de la casa Gaumont. Pero cuando, a partir de 1911 los escritores Marcel Allain y Pierre Souvestre empezaron a publicar sus folletines sobre Fantômas en la editorial Fayard, su rotundo éxito le hizo cambiar de opinión.

Fantômas narra las hazañas de un terrible criminal, convertido en maestro del arte de la metamorfosis. Bajo múltiples identidades, el "inalcanzable" surge donde nunca se le espera. Cuando el inspector Juve y su amigo el periodista Fandor creen haber triunfado sobre su enemigo, Fantômas ya está proyectando su sombra sobre alguna nueva víctima.

Feuillade preguntó a René Navarre qué personaje de la novela quería interpretar. El actor vaciló. Interpretar un ser tan maléfico como Fantômas "podría tener un impacto ligeramente negativo sobre su carrera", según reconoció el propio Navarre en sus memorias. Pero el carácter fascinante del genio del crimen rápidamente resolvió sus dudas. A poco de salir la primera entrega, ya fue todo un triunfo, siguiéndole enseguida la salida de otras cuatro más, rodadas entre 1913 y 1914. La guerra estalló; Feuillade no acudió.

Enseguida comienza la enorme crítica favorable hacia este serial, tempranamente considerado una de las obras maestras del cine. Muchos escritores se entusiasmaron con este héroe de la cultura popular, los surrealistas en cabeza. Algunos creen ver en Fantômas una figura maldita contra el orden social. Otros saborean el gran viento de libertad que atraviesa la novela y la película. Y es que la historia, tejida de improbabilidades, de giros y de golpes de efecto teatrales, parece autorizar cualquier cosa, al igual que su héroe diabólico.

El Fantômas de Feuillade también llama nuestra atención por su forma de representar el París de la Belle Époque, por ejemplo, mostrándonos los ramales del metro aéreo de los depósitos de Bercy. La cámara del director nos revela lo menos convencional de la capital francesa. El sesgo es realista, sin embargo, un extraño efecto extraño poético captura al espectador. René Navarre encarna a las mil maravillas al "dueño de todo y de todos." Su rostro, hecho de frialdad y expresividad, participa de la fascinación. Fantômas es el papel de su vida.