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Prólogo especialmente encantador, con las caras de Fatty y Mabel envueltas en unos corazones que se acaban uniendo mediante Cupido, una declaración de intenciones sobre el tono de la película. La primera parte en la granja es la más puramente slapstick de todas, con Fatty y Mabel teniendo aún dejes de comportamiento infantiles mientras se enfrentan a un Al St. John especialmente insufrible como clown antagonista.
Pero una vez se casan el film cambia por completo de tono: es como si con la boda los personajes también maduraran a su vez. La estampa de Fatty pescando al atardecer junto a su fiel perro nos da una visión totalmente distinta del personaje respecto al grandullón bobalicón que vimos antes. Hay más tarde otro plano realmente hermoso en que Mabel está dormida y la sombra de Fatty se inclina sobre ella como si le estuviera dando un beso de buenas noches. Resultaría casi contraproducente en una comedia slapstick si no estuviera realizado con tanto evidente cariño hacia los personajes. Por otro lado, la escena de la comida en que éste se come el panecillo duro como una piedra cocinado por Mabel para no herir sus sentimientos es un tipo de gag que luego se emplearía mucho en comedias de tono más amable (por ejemplo en El Mimado de la Abuelita de Harold Lloyd), y que solo tiene sentido si los personajes resultan creíbles: únicamente si realmente Mabel parece humana y vulnerable podría funcionar este tipo de gag. Por ello en cortos tan alocados como los anteriores no sería tan eficaz.