Comentarios
Publicada por Arupa en CF-CL.
Dirigida por Gaston Ravel, con ayuda de Tony Lekain, "Figaro" tiene indudables virtudes pero también aspectos no demasiado brillantes. Su primera parte denota la filmación en estudio, lo que provoca una sensación algo claustrofóbica. Ese patio andaluz donde el conde Almaviva tira los tejos a su amada huele a cartón pintado desde lejos. Luego la acción se traslada a escenarios naturales (castillo de Rochefort-sur-Yvelines) y gana en interés.
Abunda el humor y los lances picarescos; y el tramo final está teñido de un fuerte acento dramático, aspecto bien resuelto por Ravel. Los actores, en general, están correctos, a excepción del Fígaro protagonista, encarnado en la figura del bailarín Ernst Van Duren, un tanto grotescamente maquillado en ojos y labios, que a menudo se pasa de rosca queriendo aportar simpatía y agilidad a su personaje (moriría al año siguiente, por ingestión masiva de barbitúricos). Los interiores del castillo están bien fotografiados y proporcionan algunos de los mejores momentos de la historia.
Sin ser una obra redonda, se deja ver y nos ofrece la oportunidad de contemplar cómo era, a ojos de un extranjero (francés en este caso), la realidad española en esa época. Hemos visto auténticas barbaridades al respecto.
Eddie Constanti