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Restaurada por el National Film de Nueva Zelanda y nos llega completa, con una calidad más que aceptable.
En 1926, cuando Victor Fleming filmó esta película, a Clara Bow le faltaba un año para interpretar la que sería su mayor éxito, "It", en la que nació su propio mito. Sin embargo, esta "Mantrap" es ya un compendio de todas las bases en que se cimentaría la leyenda de la pelirroja más chispeante del silente norteamericano. Clara lo es todo en la película: el argumento gira en torno a ella; ella es también la que juega a su antojo con los hombres, la que carga con el peso de la historia; ella es la Bow en estado puro.
Alegremente amoral, salvaje y encantadora, dispuesta a dar amor a quienquiera que se lo proponga, fascinante, desvalida y pícara a la vez, su actuación sostiene la trama (que, por otro lado, cuenta con una buena escenificación de Victor Fleming). El filme tiene un importante aspecto negativo: la edad de los protagonistas masculinos, Ernest Torrence y Percy Marmont, son demasiado mayores como para que nos los creamos tratando de hacer frente al "torbellino-Bow". Por lo demás, la continuidad es vibrante y el humor, abundante. Escenas como las de fiesta en casa de Joe, con todos los conservadores vecinos que le rodean en Mantrap, son ejemplares en este sentido.
Preparaos para caer rendidos a los pies de Clara, si aún no lo estábais: ríe, llora, se enfada, es libre como una mariposa (ella misma lo afirma en un momento de la acción)... En resumen, festival de la Bow y hora y pico de distracción asegurada. Añadamos que, como tantas otras veces, la imaginación de los productores de nuestro país se lució al cambiar el título de "Mantrap" por el exótico "Flor de capricho". Pero ésa ya es otra historia.
