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Del prolífico y buen director Sidney A. Franklin, a quien debemos tantas excelentes películas de las hermanas Talmadge, por ejemplo, nos llega esta cinta que, a pesar de estar restaurada, presenta bastantes desperfectos, sobre todo en la primera parte. También cabe decir que falta una bobina, pero eso no impide que la historia tenga total coherencia. Hemos dudado en traerla, dado que hay veces que el nitrato quemado casi impide ver la imagen de fondo, pero ha podido más la calidad de la película y por tanto aquí la tenéis.
Historia sencilla, romántica y con aspectos sobrenaturales, "Fuerzas invisibles" nos relata la trayectoria de una niña que ya, desde muy pequeña, muestra señales de saber qué ha ocurrido u ocurrirá a quien sea y donde sea. Es una médium por naturaleza. A esto se mezcla su relación con su compañero de juegos infantiles y más tarde su único amor. El guión corre el peligro de caer por caminos religiosos-trascendentalistas, pero Franklyn los evita con destreza. Y ese final "con traca", cuando Miriam debe demostrar al comité de descubrimientos psíquicos que no es una charlatana, es tan tierno como bien conseguido: nos deja con el corazón suspendido por unos segundos.
Ayuda a la buena la buena factura del filme la excelente interpretación: un joven Conrad Nagel, elegante y sobrio, y una Sylvia Breamer, etérea y sensible, arropados ambos por un plantel de ajustados secundarios, nos conducen a la sensación de que hemos visto una pequeña joya de principios de los veinte. Como curiosidad, digamos que a la trama se suma la figura (no en persona), del célebre explorador Stanley.