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Once cuerpos de los caídos desconocidos, de los diversos campos de batalla, fueron reunidos en la basílica de Aquileia donde, en un complejo ritual, la madre de un voluntario desaparecido de Trieste, Maria Beramas, eligió al guerrero caído sin nombre que debería simbolizar el sacrificio de toda la nación. Transportado en un tren especial decorado con los símbolos de la victoria, el ataúd elegido viajó lentamente de Trieste a Roma, a través de reverenciales multitudes e indescriptibles escenas de patriotismo y luto. La manifestación más imponente de una Italia unida que emergía de la guerra culminó el 4 de noviembre de 1921 en Roma, en presencia de Vittorio Emanuele III, con un gran cortejo y con el cuerpo del soldado desconocido enterrado con todos los honores en el Vittoriano, el mausoleo real inaugurado en 1911, que se convirtió en el altar nacional de todos los italianos. Camarógrafos de la Federación Cinematográfica Italiana y de la Unión Fototécnica Cinematográfica fueron autorizados para filmar todos los fases de la ceremonia. De ahí se editó la película "Gloria", que fue posteriormente mostrada en todas las principales ciudades italianas y también en el extranjero, siendo recibida con aprobación patriótica por las comunidades de emigrantes. Las ganancias de la película se destinaron al Comité Nacional de Huérfanos de la Guerra.