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Premios
1963: Cannes: Premio Especial del Jurado (ex-aqueo con "Az prijde kocour")
Deslumbrante drama de época del superdotado para la puesta en escena Masaki Kobayashi, autor, entre otras, de la también magistral El más allá.
Aunque la traducción internacional del título se quede corta, teniendo en cuenta que el harakiri es una cosa y el seppuku otra distinta, el punto de partida de la película es la planificación del suicidio del protagonista que, en diversos flashbacks, nos relata sus motivaciones.
Kobayashi reflexiona de esta manera sobre la naturaleza de los samuráis, condenados en la época que reproduce con brillantez esta cinta a separarse de sus amos y señores para convertirse en guerreros errantes más conocidos como ronin.
Masaki Kobayashi es recordado en occidente sobre todo por su célebre El más allá, pero es posible que esta Harakiri sea su gran obra maestra.
Resulta curioso que Kurosawa, Mizoguchi y Ozu formen una tríada intocable de popes del cine clásico japonés (al menos aquí), mientras Kobayashi, que firma esta apabullante película, ha quedado oculto entre bastidores.
La película va en un crescendo imparable. La impecable estructura del guión, con un sencillo argumento central que contiene otras narraciones que lentamente hacen patente una estrecha relación, lleva al espectador desde lo que parece ser una condena de aquellos que no se rigen por el código de honor, hasta una acusación brutal y desalentadora contra el código mismo, y sobre todo contra la hipocresía y la crueldad de los que se dicen sus defensores.
La puesta en escena es perfecta, con una composición de planos casi pictórica que a veces se quiebra con encuadres torcidos para acentuar los momentos de violencia.
La música es de Toru Takemitsu, que luego compondría la inolvidable banda sonora de Ran antes de morir en 1996, curiosamente el mismo año del fallecimiento de Kobayashi.