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Una de las epopeyas más ambiciosas que se realizaron durante la era del silente y también una de las más ignoradas fue "Helena", estrenada en enero de 1924 y dirigida por Manfred Noa. La razón por la que este gran espectáculo de dos partes y casi tres horas cuarenta minutos se descuidó en los anales de la historia del cine se debió a que sus gastos de producción casi llevaron a la bancarrota a uno de los estudios cinematográficos más grandes de Alemania, Bavaria Film, de Munich. La otra razón es que después de su distribución mundial y posteriores exhibiciones en la década de 1930, desaparecieron todas las copias de esta gigantesca película. Luego apareció una copia en 1999 en una sala de archivo de películas de Lausana, Suiza, aportando luz sobre la obra maestra de Noa.
Dividida en dos partes, "El rapto de Helena" y "La caída de Troya", "Helena" se basó en parte en La Ilíada de Homero, así como en otras fuentes griegas. La producción consistió literalmente en un elenco de miles de participantes. Hasta su lanzamiento, la carrera de carros de "Helena" fue la que mejor captó la emoción del espectáculo en las plateas. Las batallas griegas y el ataque del ejército troyano a los barcos de transporte que atracaban en Troya fueron realistas en detalle. Y cuando el Caballo de Troya fue arrastrado dentro de las puertas de esa ciudad, su enorme tamaño mostró que la estructura era más que lo suficientemente grande como para esconder en secreto una carga de soldados griegos que tomaron temporalmente el control de la ciudad y abrieron las puertas a los batallones exteriores que esperaban para asaltar.
A Noa se le confió el manejo de un presupuesto enorme sobre la base de su exitoso "Nathan el sabio", de 1922, que predicaba la tolerancia religiosa frente a la intolerancia, especialmente frente al creciente antisemitismo en Alemania después de la Gran Guerra. A pesar de su éxito, "Nathan" fue recibida con protestas en Munich por ser demasiado projudía. Noa, diseñador de escenarios cinematográficos antes de tener la oportunidad de dirigir su primera película en 1916, finalmente realizó más de cuarenta películas en las primeras etapas del cine sonoro. Murió de peritonitis en diciembre de 1930, a la temprana edad de 37 años. Una vez que se apoderaron de Alemania, los nazis se propusieron borrar a Noa de los libros de historia del cine debido a su ascendencia judía. Afortunadamente, su obra maestra ha sido restaurada para que las generaciones futuras aprecien su manejo de una épica que pocos directores han sido capaces de crear.
