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El gran mito de la tierra de las oportunidades, el eterno lugar donde acuden emigrantes de todas partes del globo para prosperar, hacer unos ahorrillos y tener, al menos, un dinero para poder pagarse el entierro (terrible "ganancia"). Ésa es la trama que nos ofrece la película que hoy os presentamos. La familia judía de la historia vende todo lo que posee para ir en busca de un sueño. Pero apenas han llegado, se preguntan: "¿Dónde está el sol en América? ¿Dónde los campos con flores?". No hay respuesta.
La realidad es mucho más prosaica. El padre debe emplearse para vender hortalizas en un puesto en el mercado. La madre trata de adecentar el sombrío piso que le ha concedido un energúmeno latifundista de secano. Cuando ella pinte la choza inmunda para hacerla más luminosa, el casero la denunciará por daños y perjuicios. "¿Dónde está la justicia en este país?", gritará la mujer.
La justicia llega; tarde, pero llega. Sin embargo la crítica que se desprende de las imágenes de esta película va mucho más allá. Es una crítica hiriente hacia la sociedad de consumo, hacia los pobres derechos de la inmigración (si es que hay alguno) y, en definitiva, hacia la falta de comprensión entre los seres humanos, algo que incide en todos nosotros. Aquí tenéis una hermosa película, muy poco conocida, que será una sorpresa para vosotros. Los actores están espléndidos: el padre leyendo constantemente la Torah para resolver todos sus males; la madre destruyendo las paredes de la casa que ha pintado, antes de que nadie se aproveche de su trabajo; la escena final, con el juicio contra la pobre mujer, es un prodigio de sensatez...
No os la perdáis. Contiene pasajes de gran calidad, dentro de la tragicomedia en que se mueve la historia.
Eddie Constanti
