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Única película rodada por Antoine en Italia, dentro de la ya de por sí exigua filmografía de este director francés. La copia nos llega de la Cineteca Nazionale y tiene una marca de agua en el centro, no muy pronunciada. Dada la importancia de este hallazgo (la película ni siquiera aparece en la filmografía que nos da Wikipedia), nos hemos arriesgado a traerla. En este repaso de Antoine os ofreceremos los cuatro títulos del director que completan su obra, inéditos entre nosotros.
La película causó tremendas críticas en su momento (el famoso caso Dreyfus era noticia en Francia) y nada mejor que copiar una de esas furiosas diatribas tras su estreno:
"Hablemos de la película 'Israel'. No conozco al señor Antoine, 'reductor' o director de esta película (más bien lo primero), que tomó el título, el nombre de los personajes y el nombre (mucho más valioso) del mismo autor del drama francés... pero nada más. Digamos que el señor Antoine, como francés, no prestó un buen servicio a su país ni mucho menos a la productora romana. [...] Digamos también que de todo el drama desplegado, el señor Antoine sólo extrae una especie de 'informe de una muerte': la del príncipe Tybalt de Clar, el hijo bastardo del judío Gotlieb, que cuando se entera de su origen impuro, se suicida; ¿por qué?, ¿cuál es el trasfondo de esta muerte?, ¿qué papel tuvieron en ella las personas que rodeaban al finado? ¿Todas estas consideraciones se quedaron en la cámara del operador?
Por tanto, el primer burdo y sacrílego error es haber distorsionado y devaluado el drama, quitando su parte sustancial y decisiva, a saber, la lucha antisemita, que convulsionó y desgarró a Francia en el momento del asunto Dreyfus [...]. El señor Antoine ha eliminado, modificado y añadido la trama a su antojo, haciendo que todos los personajes se convierten en títeres absurdos, antipáticos e incomprensibles."
--Aurelio Spada, "Il Cinematografo", Milán, nº 2, febrero de 1924 (traducción de Eddie Constanti).
Dejaremos que vosotros valoréis la obra, con la perspectiva de cien años de distancia que nos separan de su creación.
Eddie Constanti
