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Hay que advertir que el estado de la copia deja mucho que desear y no hay otra que nosotros sepamos.
La dirigió Roger Lion sobre un argumento escrito por él mismo y que su mejor baza es la presencia de ese japonés universal que fue Sessue Hayakawa, esta vez lejos de sus interpretaciones en Estados Unidos. De Lion muy poco sabemos y lo que nos ofrece este filme es un melodrama de "pasiones desatadas", como ahora diríamos, con flashback dado a distintas dosis a medida que discurre el proceso contra ese vendedor de antigüedades.
Particularmente Hayakawa nunca nos pareció un extraordinario actor (aquí, más de uno tildará de anatema nuestras palabras). Tenía el exotismo de sus rasgos orientales y en su momento fue un aliciente novedoso en el cine de Occidente. Le hemos visto, incluso, en un corto interpretando a un indio (¡con ojos rasgados!). Aquí tampoco pasa del aprobado, ni siquiera en las escenas donde se requiere más fuerza interpretativa. Pero, como ya hemos dicho, éstos son matices personales con los que no esperamos que nadie comulgue.
Al margen de estas cuestiones, la película tiene un buen ritmo y en ciertos momentos alcanza cotas de gran tensión. Los escenarios cumplen con su objetivo el suspense asoma de vez en cuando, aunque ya nos podemos imaginar cuál será el final de la historia. Un asunto entretenido, bañado por las traiciones y venganzas consecuentes.
Eddie Constanti
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Ya sabe Eduard/Eddie que soy enemigo de las copias birriosas, pero si no hay otra cosa y la película tiene interés, creo que hay que aceptarlas e incluso celebrar su existencia. Este es uno de esos casos. Aunque una autoridad en 'silentes' como es míster José/Constanti denoste a Hayakawa, este 'hombre con apellido de moto de carreras" (que dijo inapropiadamente un famoso crítico cuyo nombre voy a silenciar) siempre dejó unas actuaciones hieráticas más que interesantes. Incluida, por supuesto, la que le hizo famoso en 'La marca del fuego' a las órdenes de don Cecilio... director que entusiasma a algunos amigos de Eddie/Eduard sin que éste acabe de comprenderlo. Y, para mis modestos gustos personales, vale más una sola actuación suya que un largo ciclo con las atroces actuaciones repetitivas de Abbott y Costello, por poner un ejemplo que no se salga de esta casa. (Y sin descalificar a nadie porque 'tié que haber gente pá tóo')
Dice nuestro cofrade y gran suministrador de películas que 'de Lion muy poco sabemos y lo que nos ofrece este filme es un melodrama de "pasiones desatadas", como ahora diríamos'. Algo sí que sabemos, aunque casi más de sus tareas oscuras propias de un funcionario que como creador, ya que fue directivo (secretario y tesorero) de la asociación profesional de directores de cine galos. Yo aprendí a valorar sus melodramas inverosímiles con 'La venenosa', (en la que brillaba nuestra Raquel Meller) película a cuya recuperación contribuí localizando el rollo que le faltaba, editándola en video y encargándole una banda sonora al estupendo Joan Pineda.
