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Pues bien, aquí tenéis este serial-mamut; casi siete horas para ilustrar esta figura histórica. Confieso que, tras leer los amplios artículos dedicados a Chouan, me ilusioné con este personaje, con su vida y con sus hechos. Pero luego llegó monsieur Luitz-Morat y se me fue todo el gozo por un pozo. El director recorta y engancha la biografía de Chouan y se centra en un par de pasajes de la misma, que ni siquiera se encuentran en el texto más o menos canónico de Arthur Bernède.
Aquí vemos a un Chouan (Maurice Schotz, a quien conocíamos por "El judío errante" y "La pasión de Juana de Arco", entre otras), con aspecto de anciano y rostro hermético, junto a un Maxime Ardouin (René Navarre, el mejor del reparto), "inventado" por Luitz-Morat; y al general Marceau (el único personaje real de la historia, junto a Chouan). Todo lo demás -relato verídico, andanzas de Chouan y vida y milagros del mismo, ha desaparecido. Y eso nos ha disgustado, porque películas sobre la Revolución francesa hemos visto a centenares, pero nunca alguna que relate la visión contrarrevolucionaria, que también existió.
¿Qué nos queda entonces? Una espléndida película de aventuras (casi todas ficticias), con batallas bien elaboradas, romances que parecen no tener un final feliz, emboscadas, traiciones, juramentos de lealtad y una mala muy, muy mala (Maryse Fleurus, condesa de Carquefou, también añadida por el director), que mantiene ese punto de odio en el espectador, ansioso de que nos desaparezca de la vista, algo que no sucederá, como es lógico, hasta, casi, la conclusión de la trama.
Así que, si os podéis olvidar del relato verdadero de este Jean Chouan que tantos quebraderos de cabeza causó a la gente de la Revolución, la película os puede llegar a entusiasmar porque su factura es extraordinaria. Y si tras verla queréis recurrir a las fuentes autorizadas de la historia, encontraréis detalles bastante escalofriantes, como que, segun un historiador, cuando mataron a Chouan le cortaron la cabeza y la pusieron sobre su torso, para mostrarla a la turba revolucionaria.
Nota sobre los subtítulos: son 1.049 líneas y el principal centro de atención ha sido unificar el "vos" francés ya sabéis que ellos lo utilizan, en lugar del "usted" o el "tú". Pero aquí entraba la categoría del personaje. Por ejemplo, a una condesa no podrás tratarle de "usted", sino de "vos". Y también, en estos relatos de la Revolución, el trato general era de "ciudadano" (y, por tanto, de "tú"). Esperamos haber acertado en nuestras conclusiones.