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En otro archivo Que Grande es el Cine, de José Luis Garci. Programa 36. Presentación y coloquio.
Fecha de emisión: 16-octubre-1995. Invitados: Juan Tébar, Antonio Giménez-Rico y Juan Cobos.
No existe doblaje.
Empiezo a verla. Pienso: "Otra película-momia". No tengo alma de arqueóloga. Pienso en cómo me aburren estas películas. Pienso en fósiles. Me preparo. Sé que voy a ver un rollo. Y me equivoco.
Los novios salen de la iglesia y se embarcan en "L'Atalante" bajo los auspicios de ese mascarón de proa humano llamado Michel Simon. Viajan y descubren y juegan. Los diálogos naufragan. Importan las impresiones, las sensaciones, el latido inconsciente de un corazón a otro. La naturaleza se implica en el juego y pasa ante mis ojos como un cuadro vivo. La superficie fosilizada se agrieta y empieza a supurar algo...¿algo?. Hay gatos por todas partes.
Y poco a poco, emerge la bella sustancia del cine. Un cine cachorro que sólo podía ofrecer alguien muy joven, muy sensible, muy idealista. Y francés, claro. La clase de personas que creen que el amor debe ser convulso o no existir jamás. Y quizás sea así. A mitad de película, ya me he convertido. Porque ya no me parece una película-momia. Se mueve, respira en su letargo de celuloide y lo traspasa todo. La pantalla de mi ordenador, mi escepticismo, mi ínfima capacidad para la abstracción. ¿Qué clase de película estoy viendo?.
Todo se rompe y vuelve a su sitio. No ha pasado nada y ha pasado todo.
De repente, despierto. Y "L'Atalante" ya ha atracado en mí para siempre.
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Argumentalmente endeble y avejentada; visualmente potente y poderosa, con imágenes evocadoras y modernas que no han perdido fuerza con el paso de los años y que con razón influyeron en realizadores de todo el mundo, coetáneos y posteriores.
El principio, evocador y fantasmagórico con esa novia caminando por la cubierta del barco que no parece acabar nunca, es de lejos lo que más me ha gustado. Como si el mascarón del barco hubiese cobrado vida aspirando por primera vez el aire, insuflado por el capitán, tomando así contacto con la realidad que le rodea.