Comentarios
La más divulgada de las películas de Ruan Lingyu, su título lo hemos visto traducido de distintas maneras ("La diosa", "La prostituta", "La meretriz"...). El el caso de "diosa", el vocablo nos conduce a la acepción de la madre como diosa protectora. La copia que presentamos está restaurada y tiene buena calidad.
Cinta emblemática de Lingyu, la actriz nunca tuvo un papel más estremecedor ni una mejor actuación que en esta desgarrada historia de una madre que lo único que desea en el mundo es que su hijo tenga una oportunidad de ser algo en la vida, como ella no pudo conseguir. Su lenguaje corporal es tan contundente que muchos años más tarde, en los noventa, se filmó un remake de la historia y la protagonista copió exactamente toda una escena entre Ruan y su macarra.
La narrativa del filme destaca por sus encuadres angulados y su recurso al primer plano, algo que Ruan sabía ejecutar como nadie. Cuando juega con su hijo, cuando llora, cuando debe enfrentarse al proxeneta, el director, Yonggang Wu, no tenía más que enmarcar el rostro de Ruan y ésta añadía el resto. Lejos de moralejas e incluso huyendo del melodrama, "La diosa" ofrece también un vívido retrato costumbrista de la sociedad china de esa época, antes de que apareciese Mao, "el salvador". La repulsa de los padres de otros niños que van con el hijo de Ruan, cuando descubren el oficio de ésta, las salas de juego, donde los hombres ociosos eran capaces de gastarse el dinero que no tenían, son elementos muy descriptivos que nos acercan a aquella realidad y aquel tiempo.
A la diosa le caen doce años por matar al proxeneta de un botellazo, pero nosotros quedamos tranquilos. Primero, porque por una vez el malvado carga con su merecido; y segundo, porque su hijo, al fin, recibirá la educación que ella esperaba. Gran película.
