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La bella y la bestia


General

Titulo original: La belle et la bête
Nacionalidad: Francia
Año de producción: 1946
Género: Fantástico

Otras personas

Director: Jean Cocteau
Escritor: Jean Cocteau; Jeanne-Marie Leprince de Beaumon
Productor/Estudio: DisCina
Compositor: Georges Auric
Fotografia: Henri Alekan

Funcionalidades

Duración: 93
Pistas de idioma: Castellano; Francés; Inglés
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: HD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 2,4 Gb

Reparto

  • Jean Marais
  • Josette Day
  • Marcel André
  • Mila Parély
  • Nane Germon
  • Michel Auclair

Sinopsis

Érase una vez un mercader arruinado que vivía con su hijo Ludovic y sus tres hijas. Dos de ellas, Felicie y Adelaide, son seres egoístas que explotan a su hermana pequeña Bella. Un día, el padre se pierde en el bosque y llega hasta un castillo. Allí encuentra una preciosa rosa y decide cogerla para Bella, entonces aparece el señor del castillo que le impondrá un duro castigo por su osadía.

La bella y la bestia es un cuento de hadas tradicional europeo. Explicado en múltiples variantes cuyo origen podría ser una historia de Apuleyo, incluida en su libro El Asno de Oro (también conocido como Metamorfosis), titulada Cupido y Psique. La primera versión publicada fue obra de la escritora francesa Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve, en 1740, aunque otras fuentes atribuyen a Giovanni Francesco Straparola la reación de la historia original, en 1550. La versión escrita más conocida fue una revisión muy abreviada de la obra original de Villeneuve, publicada en 1756 por Jeanne-Marie Leprince de Beaumont. La primera traducción se hizo al inglés, en 1757. Existen muchas variantes de la historia en toda Europa. La versión de Beaumont es la que goza de mayor fama, siendo ésta la base de casi todas las versiones o adaptaciones posteriores.

Comentarios

En otro archivo Que Grande es el Cine, de José Luis Garci. Programa 468. Presentación y coloquio.
Fecha de emisión: 7-noviembre-2005. Invitados: Antonio Giménez-Rico, Miguel Marías y Fernando R. Lafuente.

El cine es sueño, como bien dijo Edgar Morin, y el espectador un viajero fantástico dispuesto a descubrir nuevos mundos, visitar países en los que nunca podrá estar o lugares mágicos que sólo viven en la imaginación. De eso se trata el gran invento del cinematógrafo: de grabar los sueños en una pantalla y proyectarlos en una enorme sala, a oscuras, ante un público dispuesto a dejarse llevar por la magia del cineasta. Todo ello es lo que convierte en una obra maestra a "La bella y la bestia" del francés Jean Cocteau, una de las obras más hipnóticas de la historia del cine.

Las intenciones del director quedan suficientemente claras con los rótulos de inicio, en los cuales el propio Cocteau firma unas líneas en las que pide la colaboración del espectador para que se convierta en un niño, que crea y se deje llevar por la ilusión de la magia y de la infancia. Del resto ya se ocupa él.

Rodada en 1946, una vez finalizada la 2ª Guerra mundial y restablecido el orden en la industria cinematográfica francesa, "La bella y la bestia" es una película fundamental en el devenir del cine europeo de la época y, eso, a pesar de que su autor nunca llegó a encauzar una verdadera filmografía, interesado en otras disciplinas artísticas.

El film comienza en un poblado de gusto medieval donde Bella, la menor de tres hermanas, trabaja día y noche para cuidar a su padre, caído en desgracia, y ocuparse de sus dos vanidosas hermanas.
Si este argumento ya recuerda a las desdichas de la Cenicienta, el tono empleado por Cocteau es decididamente fabulador, sencillo pero no ingenuo. Las proposiciones matrimoniales del atractivo Avenant, los divertidos contratiempos de las hermanas o la vagancia de los mozos tienen como misión internar al espectador en el film, preparando el momento para que el padre se interne en el bosque y descubra el fantástico castillo de la Bestia.

Es ahí donde comienza la verdadera hipnosis del film, cuando el mundo real se desdobla en su opuesto, el mundo fantástico.
Al acompañamiento de su misteriosa música, nos internamos en un bosque tenebroso de árboles retorcidos que da paso a la mansión barroca, bizantina donde se esconde el príncipe maldecido. Las puertas que se abren o cierran solas, los largos pasillos con brazos saliendo de las paredes y sujetando los candelabros, la mano que aparece en la mesa para servir la comida, las gárgolas haciendo inquietantes gestos, la decoración rococó de los interiores, el establo donde se guarda al mágico caballo o el jardín de rosas, donde el padre cifra su desgracia, son algunas de las imágenes más inolvidables del cine fantástico y del surrealismo, que seguro no fueron despreciadas por Dalí o Buñuel.

A partir de ahí todo es hipnosis, magia e ilusiones en la relación que une a la Bestia con Bella. Sin caer demasiado en el romanticismo exagerado pero dotando al relato de un halo tan trágico como bello, Cocteau nos narra los sufrimientos que unen a los dos seres.
Él, condenado a la soledad y la incomprensión. Élla, alejada de su padre y marcada por un sacrificio personal en su bien. Haciendo poesía sin palabras, regodeándose en su originalidad visual, el director francés conduce la obra hacia una excelente conclusión donde el amor de Bella por la criatura romperá el hechizo que la ata a su fealdad y le convertirá físicamente en un príncipe, con el mismo rostro de su anterior pretendiente Avenant, muerto al intentar penetrar en el castillo.

La bella y la bestia es un cuento lírico, tenebroso y optimista, una obra experimental en la que literatura, música, pintura, escultura y arquitectura se dan la mano para componer este monumento al surrealismo, a la magia y a la fantasía.