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La bodega


General

Titulo original: La bodega
Nacionalidad: España
Año de producción: 1930
Género: Drama

Otras personas

Director: Benito Perojo
Escritor: Benito Perojo; Vicente Blasco Ibáñez
Productor/Estudio: Compagnie Générale Cinématographique (CGC); Julio César
Compositor: Enrique Granados; Joaquín Turina
Fotografia: Paul Cotteret; Albert Duverger

Funcionalidades

Duración: 86
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: DVD
Soporte: DivX
Tipo archivo: AVI
Calidad imagen: Regular-Mala
Peso: 1,1 Gb

Reparto

  • Concha Piquer
  • María Luz Callejo
  • Joaquín Carrasco
  • Jean Coste
  • Régina Dalthy
  • Colette Darfeuil
  • Gabriel Gabrio
  • Madame Guillaume
  • Valentín Parera

Sinopsis

Fermín trabaja en las bodegas de la familia Dupont en Jerez, en unas condiciones de miseria y explotación feudales. Su ahijado Rafael, herido en una operación de contrabando, está al cuidado de la hija de Fermín, María Luz. Ambos se enamoran y se convierten en novios. En uno de los excesos y fiestas del señorito Don Luis, éste se dedica a cortejar a María Luz delante del propio Rafael, quien a su vez es acosado por la prima del señorito, Lola “la marquesita”.

Comentarios

Benito Perojo rueda La bodega (1930), a partir de una novela de Vicente Blasco Ibáñez, en el otoño de 1929 en París y Andalucía. La eclosión del cine sonoro decide al cineasta madrileño a meterse en el berenjenal de la postsincronización. Así que la película exhibe una banda musical sincrónica compuesta exprofeso. Algunos efectos sonoros —ladridos de perros, diálogos indistintos...— completan la banda sonora, pero nada de ello puede competir con los dos momentos en que Concha Piquer se arranca a cantar sendas coplas. La Piquer, que ha triunfado en los teatros de Broadway antes que en España, había sido pionera en interpretar algunos de sus temas ante la cámara y el micrófono de Lee De Forest, cuando este ponía a punto el Phonofilm en 1923.

La acompañan, al frente de un reparto internacional, Valentín Parera, el galán descubierto por el propio Perojo en El negro que tenía el alma blanca, y el bello Enrique Rivero, futuro protagonista de Le sang d’un poète, de Cocteau. María Luz Callejo encarna a Dolores, una de las maltratadas trabajadoras del cortijo, en un papel para el que Perojo quiso contratar a Conchita Montenegro, célebre en Francia por haber protagonizado La femme et le pantin.

Un cartel de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 sirve de datación a la cinta al tiempo que certifica su vocación internacional. Estilísticamente, Perojo busca rehuir la españolada contraponiendo escenas que parecen traídas de un wéstern a sus habituales ambientaciones cosmopolitas. Esto soliviantó en su momento a algún crítico comprometido, que veía en la obra de Perojo una falsificación del conflicto en el campo andaluz consustancial drama social que noveló Blasco Ibáñez. Las aristas del naturalismo quedan limadas mediante la potenciación del doble embrollo amoroso interclasista aunque Perojo no se corta a la hora de mostrar la elección de guapas vendimiadoras que proporcionen aliciente a la fiesta de los amos, como si de un mercado de ganado se tratara. Eso sí, la subsiguiente juerga de los menesterosos tiene un carácter grotesco digno de Viridiana. La pelea entre el señorito calavera y el padre de la chica deshonrada resuelve en clave de drama calderoniano la lucha (literal) de clases.

(carnicerito)
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Toda la parte política referente a los intentos del anarquismo para provocar una revuelta de los peones contra los caciques (el personaje de Fernando Salvatierra siempre se ha dicho que era un trasunto del ideólogo libertario Fermín Salvochea) ha desaparecido, cosa hasta cierto punto lógica por razones de censura y comercialidad, pero la crítica áspera del señoritismo andaluz está relativamente bien conservada.
Lástima de la poca calidad de imagen de la copia.