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Que sepamos, "La canción de la flor escarlata" se ha llevado tres veces al cine. Ésta, en 1919 y luego en 1934 y 1956, respectivamente. Se trata de una película de las llamadas de "aprendizaje de la vida", donde un joven despreocupado y un tanto inconsciente no repara en el daño que causa a la gente que le rodea, principalmente a las mujeres que se encuentra por su camino.
En dicho aprendizaje, el joven tendrá que marchar de casa, trabajar duramente y, sobre todo, recapacitar sobre los aspectos negativos de su conducta para, al cabo de los años, regresar al mismo punto de partida pero fortalecido por las enseñanzas que le ha comportado su existencia. Entre una fase y otra, encontrará a una mujer que también representará un punto de inflexión en su forma de entender la vida.
Con una estupenda interpretación de Lars Hanson, Stiller utiliza los bellos paisaje de su país para subrayar el dramatismo de la acción y convertir lagos y montañas en protagonistas estáticos de la historia. El final, nostálgico pero enriquecedor, tiene un encanto indudable. Hermosa y aleccionadora película.
