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Se trata de la primera película de la pareja alemana formada por Lilian Harvey y Willy Fritsch. También es la más antigua que se conserva de la actriz Lilian Harvey, que fue una de las mas grandes estrellas femeninas del cine europeo de su época.
Richard Eichberg usa sabia y adecuadamente el material de la opereta, manteniendo la esencia de la obra (un triángulo amoroso con la ciudad de París como telón de fondo) pero transfiriéndola a la narrativa de la película silente, logrando una comedia diferente, maravillosa y divertida, sin mojigaterías y con buen ritmo, dado pie a una colección de malentendidos en medio de una atmósfera de sana "alegría de vivir".
Los personajes, despreocupados, tienen que lidiar con las reglas de una sociedad estricta que desaprueba la conducta audaz de las mujeres. Susanne (Ruth Weyher), una joven de virtud fácil, es la amante del barón de Aubrais (Hans Junkermann) cuya hija, Jacqueline (Lilian Harvey), tiene una relación peculiar con René (Willy Fritsch). Tales escarceos amorosos están destinados, cómo no, a chocar contra las normas de la época.
Este desorden de amor teutónico llega al punto de ebullición en el Moulin Rouge, dentro de un final esplendoroso y loco, perfectamente dirigido por Eichberg, quien conoce las reglas y trucos básicos para representar la farsa, y que es ayudado por un elenco y un equipo inspirados. En general, estamos hablando de una comedia teutónica fresca y encantadora que expone la hipocresía subyacente al establecimiento conservador.
