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Premios
1974: 3 nominaciones al Oscar: Mejor película, sonido, guión original
1974: Globos de Oro: 4 nominaciones, incluyendo mejor película - Drama
1974: Premios BAFTA: Mejor montaje y mejor banda sonora. 5 nominaciones
1974: Festival de Cannes: Palma de Oro mejor película
1974: National Board of Review: Mejor película
1974: Círculo de críticos de Nueva York: 2 Nominaciones
1974: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a Mejor director
Una pequeña y personal obra de Coppola que tiene un punto de partida parecido al de Blow Up de Antonioni. Es del mismo año que el padrino II y el viejo Francis siempre dijo que se sentía más orgulloso de este thriller. Una cinta que sólo en los 70 podía hacerse, o al menos sólo en esa década era habitual (me viene a la mente ”La ofensa” de Lumet como un film con el que, de alguna manera, tiene puntos en común). Una película que comienza como una investigación pero que, poco a poco, va introduciéndonos en la torturada inestabilidad emocional de un Hackman colosal en la composición de este taciturno y solitario católico que arrastra el peso de la culpa. Lo que realmente importa al final es la obsesión del protagonista y no tanto el resultado de sus indagaciones como técnico de seguridad privada o el vuelco final.
Mientras la veía no podía dejar de sentirme admirado por la realización de Coppola. Vuelve a demostrar su clase como director y el estado de gracia en que estaba en los 70, casi ninguna secuencia está rodada para cumplir el expediente, en todas deja algo de su maestría. La puesta en escena es de una precisión apabullante. Sólo el larguísimo y lento picado de la presentación de la película ya merece la pena, aunque no se viera nada más. El tempo lento de Coppola y la contenida interpretación de Hackman encajan perfectamente en esta historia en la que no podemos olvidar la magnífica interpretación de los secundarios.
La sensación que queda al final es haber visto una película extraña, apasionante por momentos y claustrofóbica en otros, pero sobre todo completamente libre. Por ello digo que es muy de los 70, una década en que las películas (incluidas las comerciales) gozaban de una libertad que ahora sólo encontramos en el cine independiente y en autores que, pese a estar consagrados, siguen manteniendo su compromiso con el cine personal. Una película considerada menor entre los monumentales Padrinos y A. Now, pero que no decepcionará a los amantes del buen cine.