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La evasión


Personal

Valoración personal: 9 stars

General

Titulo original: Le trou
Nacionalidad: Francia
Año de producción: 1960
Género: Drama

Otras personas

Director: Jacques Becker
Escritor: José Giovanni; Jacques Becker; Jean Aurel
Productor/Estudio: Filmsonor; Play Art; Titanus Produzione
Compositor: Philippe Arthuys
Fotografia: Ghislain Cloquet

Funcionalidades

Duración: 132
Pistas de idioma: Castellano; Francés
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: BR
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 6,1 Gb

Reparto

  • Philippe Leroy
  • Marc Michel
  • Michel Constantin
  • Jean Kéraudy
  • Raymond Meunier
  • André Bervil

Sinopsis

Gaspard Claude es un joven inocente acusado de intento de asesinato de su mujer. Enviado a una cárcel de París, es instalado en una celda junto a otros cuatro duros criminales, los cuales han decidido escapar de la prisión construyendo un laborioso túnel. A regañadientes, convencen al joven para que se una a su plan de fuga y participe en las labores de construcción del túnel. Aclamado ejercicio de precisión narrativa, apabullante en su perfecta simplicidad, es sin duda alguna la obra más redonda de Becker.

Comentarios

En otro archivo Que Grande es el Cine, de José Luis Garci. Programa 100. Presentación y coloquio.
Fecha de emisión: 23-marzo-1998. Invitados: Juan Miguel Lamet, Antonio Giménez-Rico y Fernando Guillén.

Premios
1960: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (Mejor película)
1961: Premios BAFTA: 2 nominaciones incluyendo a Mejor película

Con la pata metálica de un somier golpean el suelo hasta quebrarlo. Becker no nos escatima ni un golpe, ni uno solo de los sonidos descoordinados, ni uno solo de los escombros que brotan del pavimento queda sin salpicarnos el rostro. Vemos los dedos agarrotados, zarpas moldeadas según la empuñadura del martillo improvisado. Los turnos, el sudor, el polvo. Y después sigue por ahí, por esa senda abierta a golpe de perfecto montaje, plano detalle y narración plena, definitiva y pura.

Cuando el director nos entrega el espectáculo completo de ese primer agujero, cuando nos ofrece la tensión del silencio en forma de golpes y jadeos... Entonces tus ojos, como platos, tratan de aprehender algo de aquello que se proyecta, algo de la compleja y rígida simplicidad de los hechos, los actos y las palabras. De lo neutro. Una película minúscula, pero elevada hasta la cima del máximo aprovechamiento y ajustado control de los propios inconvenientes y limitaciones. También, huelga decirlo, de las propias e infinitas virtudes en forma de miradas, manos, rostros y trabajo.

Y te das cuenta de que nada significa el instante justo, el ademán preciso, el movimiento exacto, el giro breve y conciso. Que nada explican esas palabras aunque las unas, las yuxtapongas o las amases con cemento. Que no son más que preámbulos absurdos, danzas refinadas sin valor explicativo, desvíos que no esquivan lo inexorable.

Que no son sino formas inútiles de expresar aquello que se entiende con sólo pronunciar un nombre.